Jesús describió a sus seguidores lo que había venido hacer, restaurando la relación que teníamos con Dios, Él vino a recortar la distancia que teníamos con el Señor, anulando los pecados que nos separaban de nuestro Creador.

Estábamos abandonados acá en la tierra, y el Señor también estaba triste porque no quería tener esa relación con nosotros, Él quería estar en cercanía. Jesucristo, que era hombre, pero al mismo tiempo era Dios, tomó la mano de la población y la juntó con la mano de nuestro Padre Celestial restaurando la relación que teníamos. 

Para restaurar una relación es importante entender que, no existe la amistad perfecta, no existe el matrimonio perfecto, ni la persona perfecta, tenemos que tener la determinación de hacer que la relación sea buena, y para esto debe haber ciertos acuerdos de amor y paz, poniendo en prioridad la tolerancia. 

El problema de las relaciones, muchas personas pagan el mal con maldad, ahí es donde empiezan a vengarse y desando el mal, pero así no es cómo funciona esto, la Biblia nos dice, ‘no pagues mal con mal, antes haz el bien para con todos’, en las relaciones, no todas las personas son perfectas, pero el hecho de que comerán equivocaciones, no te da derecho a juzgarlo/la, ya para esto se requiere la tolerancia. 

¿Cuáles son estos acuerdos de amor y paz? Si no podemos tener una relación de amistad estable, no la podemos forzar, debemos continuar nuestro camino sin odiar a nadie, haciendo un acuerdo de paz entre ambas partes.

Al pagar mal con mal, le estás abriendo las puertas al diablo para que infectes tú corazón y el que termina siendo destruido eres tú. 

La idea es que aprendas a hacer acuerdos, no todas las personas son las indicadas para que estén en nuestras vidas, puedes perdonar una vez o dos, pero cuando ya te han fallado más de tres debes realizar un acuerdo de amor y paz. No es necesario ser amigos, ni mucho menos enemigos.

ORACIÓN

Padre, en el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret, te damos las gracias por compartirnos tus palabras.

Aprendiendo que debemos compartir el bien para con todos, Señor.  No tenemos derecho a pagar mal a los que nos hicieron el mal, ni mucho menos desearles el mal a todas esas personas que no encajaron en nuestras vidas.

Hoy decidimos expulsar todos esos deseos y pensamientos negativos, renunciando a ese derecho a de venganza, a ese derecho de maldad, renunciamos a todo eso malos deseos, en el nombre de Jesús.

En el nombre de Jesús de Nazaret.

Amén y amén.