La biblia dice que, cuando nosotros venimos a cambiar nuestra vida, renovados por el amor del Dios eterno, entonces dice que nuestra manera de mirar debe cambiar, cómo estamos mirando y observando a los demás, con los ojos de carne o con los ojos de Jesús.

Desde la perspectiva de Dios, toda persona está entrando por una puerta estrecha o por otra que es ancha, unos van directo al cielo y otros, desafortunadamente al infierno, eso es lo que Dios mira, no hay más categorías, los que son salvos o están perdidos.

Nuestros ojos tienen varias categorías al ver una persona, cuando juzgamos por sus bienes, su dedicación, belleza, entre otras. Pero Dios no actúa así, Él no califica a las personas. 2 Corintios 5:16 'De aquí en adelante a nadie conocemos según la carne.'

Tener un corazón como el de Dios, es mirar el corazón de los que son salvos y regocijarse porque están ahí con nosotros, no importan las demás condiciones, porque todos vamos al mismo cielo, a la eternidad divina. Las personas que todavía no son salvas, están a una tumba de distancia del tormento.

Dejemos de usar todas las categorías que teníamos para ver a las personas, aprendamos a ver con los ojos de Jesús, miremos lo que entran por la puerta ancha o por la que es angosta.

ORACIÓN

Padre Amado, en el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret, hoy te damos las gracias por este día, además, por permitirnos conocer más de tu maravillosa palabra.

Mi Dios, el día de hoy aprendimos que debemos ver a las personas con los ojos tuyos, danos compasión por las personas que no han podido entender la importancia de ser salvos.

En el nombre de Jesucristo de Nazaret.

Amén y amén, ¡Bendiciones!