Éxodo 2:10 NTV Años más tarde, cuando el niño creció, ella se lo devolvió a la hija del faraón, quien lo volvió como su propio hijo y lo llamó Moisés, pues explicó: «Lo saqué del agua».

Moisés tiene una historia muy particular, fue destinado por Dios, porque la sentencia de muerte estaba puesta sobre él desde que nació, con una esperanza de vida muy pobre, sin embargo, Dios lo tenía destinado para un propósito grande y poderoso.

Aun a pesar de que las condiciones puedan ser adversas, cuando Dios ha destinado a alguien para algo grande, nadie lo puede detener. Analizando la historia de Moisés, dice la biblia que el pueblo de Israel empezó a crecer, Dios los había multiplicado y bendecido tanto que, el faraón tuvo temor y los esclavizó. 

Es algo muy parecido a nuestra vida, el crecimiento espiritual atemoriza al faraón de esta época, al príncipe de este siglo. Entonces faraón, mandó a que los niños fueran arrojados al río, y esta es la parte medular de nuestro devocional el día de hoy. El agua fue el instrumento de muerte para Moisés, pero esa misma agua es la que más adelante lo catapulta y lo proyecta.

Precisamente la hija del faraón le pone por nombre Moisés y dice que lo nombre así porque del agua lo había sacado, es decir que el mismo instrumento que estaba destinado para destruir a Moisés, fue el mismo elemento que sirvió para incluso nombrarlo y catapultarlo para ser conocido con ese nombre. 

Querido, si en este momento estás pasando por problemas fuertes o si es una enfermedad, quiero que sepas que Dios puede utilizar esa misma enfermedad que no te deja dormir por las noches, esa misma que te roba la paz y que se ha convertido en un obstáculo.

Es ahí cuando debemos aprender a abandonarnos en los brazos del Señor, y reconocer que por nosotros mismos no podemos salvarnos, por nosotros mismos no podemos curarnos, no podemos responder los problemas económicos o de cualquier situación.

Entonces es cuando Dios cambia las circunstancias, y las mismas situaciones que estaban propuestas para poder destruirte son las mismas que Dios utiliza para levantarnos.

Precisamente cuando tuve ese accidente, y muere mi hijo, el diablo quería utilizar ese golpe para destruir mi vida para traerme amargura, odio, rencor, falta de esperanza, falta alegría y en esa situación Dios la utilizó para levantarme como persona.

Así que, si estas pasando por una situación que te lastima, recuerda que es de donde Dios te levantará no solo para bendecir tu vida, sino la de otros, para que te des cuenta que Él es un Dios de imposibles. 

ORACIÓN

Padre Celestial, en el nombre de Jesús quiero darte las gracias por la oportunidad que nos das de escuchar tu palabra, y entender que hemos sido destinamos por ti, para ser benditos y favorecidos, para caminar de tu mano para que tú nos guíes.

Señor, hoy te pido por aquella persona que hoy está en medio de un tormento, para que utilices esa misma situación para levantar su vida, para fortalecerla y que viva un antes y un después. Gracias Padre.

Amén y amén.

¡Bendiciones!