Salmos 73:28 (NTV) En cuanto a mí, ¡qué bueno es estar cerca de Dios! Hice al Señor Soberano mi refugio, y a todos les contaré las maravillas que haces.

Cuando entendemos el significado de lo que es permitir que Dios sea nuestro refugio, entonces empezaremos a aplicarlo en nuestra vida. La mayoría de las personas cuando están enfrentando dificultad no saben a quién acudir, buscan al consejero más afamado de la ciudad, tratan de ir a alguna iglesia para buscar algún pastor con mucha sabiduría.

Esa es una señal clara de que todavía no hemos hecho a Dios nuestro refugio, muchas veces las personas corren desesperadamente buscando un refugio en otras personas. Dios está cerca de nosotros, Él está en nuestro interior.

El salmista cuando tenía un problema iba a Dios porque era su refugio. Queridos, aprendí algo muy importante, cuando permitimos que Dios sea nuestro refugio, vamos a sentirnos siempre seguros, protegidos y vamos a poder desahogarnos continuamente.

Porque hay un error que cometemos muy a menudo y es que muchas veces encontramos el primer par de oídos que se nos presenta, y como seres emocionales necesitamos sacar lo que nos agobia. Por ejemplo, las madres solteras que sacan toda la furia que tienen con su expareja en los oídos de sus hijos y nos son esos oídos los adecuados para escuchar o solucionar esa situación, eso no les corresponde. 

Lo mismo pasa cuando el esposo llega a su casa a contaminar y cargar emocionalmente su hogar de lo que le agobia en su trabajo. Por esa razón es tan importante hacer a Dios nuestro refugio porque es ahí donde podemos hablar y desahogarnos con Él. 

En oración debemos expresar lo que sentimos, descargar nuestras emociones, es necesario ser sinceros con Dios. Además, debemos tener la disciplina de resistir el desahogo con seres mortales que no pueden hacer nada por nosotros.

Mis desahogos deben ser con Dios porque Él es mi refugio, no voy a dañar los oídos de mis hijos, no voy a contaminar ni arruinar su infancia, ni tampoco mi esposa no la voy a cargar con carga extra. 

Dios es mi refugio, por eso dice en su palabra:  En cuanto a mí, ¡qué bueno es estar cerca de Dios! Hice al Señor Soberano mi refugio, y a todos les contaré las maravillas que haces.

ORACIÓN

Padre Celestial, quiero darte las gracias por presentarte y manifestarse en nuestra vida como un refugio. Gracias por hacernos ver que es a ti a quien debemos acudir y no a los seres cercanos a nosotros.

Tú eres el único que puede solucionar nuestras dificultades, que maravilloso es permitir que Tú seas nuestro refugio, el que quita nuestras cargas. En el nombre de Jesucristo de Nazaret. 

Amén y amén.

¡Bendiciones!