Hebreos 13:5 NTV Dios ha dicho: «Nunca te fallaré. Jamás te abandonaré»

Muchas veces nosotros nos mantenemos ocupados en nuestra vida diaria, tenemos actividades por realizar, nuestra mente se prepara para el día, desde la noche anterior, son muchas las personas que se acostumbran a programarse mentalmente, o incluso hacen una lista de las actividades que tienen por hacer el siguiente día; esto es muy bueno, habla de productividad, disciplina y estrategia.

Sin embargo, debido a todas esas ocupaciones mentales se nos escapa el sentir la presencia de Jesús a nuestro lado o saber identificar que Él está ahí en todo lugar y en todo momento, Él prometió que jamás nos abandonará y esta promesa se aplica en todo y cada momentos de nuestras vidas, bañándonos, manejando, comiendo, trabajando, durmiendo, aplica para las 24 horas del día, Él no nos deja, su voz está tocando nuestros pensamientos continuamente. 

Muchas veces las personas niegan su presencia, pero, no quiero que piensen que el hecho de que no lo sientan o que no lo escuchen es porque Él se fue, no es debido a su ausencia, Jesús prometió estar en cada momento y en cada instante. Mateo 28:20 NTV Tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos».

Los días que no escuches la voz de Jesús, no lo juzgues por su ausencia, más analiza y pregúntate si realmente estás tan ocupado. Jesús siempre va a estar hablándonos, seamos más sensibles para escuchar su voz, hablemos más de forma intencional con Él.

Si ahora mismo te encuentras pensativo y meditando lo que vas a hacer, está muy bien que seas una persona productiva y que avances constantemente, pero es mejor que sean consciente que ÉL está a tu lado y quiere que lo escuches.

Es el momento de hablar con Él, no importa lo que sea, siempre será una buena oportunidad de hacerlo, lo mejor que podemos hacer es alejarnos de todo mundo y cualquier distracción y hablar con Dios, para poder escuchar su voz, porque Él prometió estar con nosotros todos los días de nuestras vidas.

ORACIÓN

Mi Dios, en el nombre de Jesús, queremos darte las gracias por un día más de vida y por permitirnos leer más de tu Palabra y poder aprender de ella. 

Dios mío, reconocemos que a veces te hemos acusado por estar ausente, pero hoy aprendimos que no es debido a tu ausencia que a veces no escuchamos de ti, sino que es debido a nuestra ocupación mental y a nuestro afán de cada día.

Dios, perdónanos por esas ocasiones en las que no nos dimos cuenta de que estabas a nuestro lado, queremos, a partir de hoy, ser más intencionales contigo, queremos escuchar tu voz y sentir tu presencia.

En el nombre de Jesucristo de Nazaret.

Amén y amén.

¡Bendiciones!