En esta ocasión hablamos de extender para recibir y a muchas personas nos cuesta recibirlos, no fuimos enséñanos o entrenados para eso, normalmente nos esforzamos por lo que tenemos, sudamos hasta la última gota para lograr las cosas que queremos. 

Y cuando alguien nos va a dar un regalo, no le creemos, somos desconfiados a veces, pero cuando venimos al Señor Jesucristo, tenemos que cambiarlo totalmente, porque la manera que Él nos trata es a través de regalos, la salvación es un regalo de Dios. Aprende a recibir.

Jesús no se mueve de esa manera, Él no se mueve a través de tus justicias, capacidades, fuerzas, logros o méritos, a todas esas personas las desechó Dios, solamente vació su gracia, amor y misericordia, en aquellas personas que dijeron, ‘yo no soy capaz, no tengo esas capacidades, pero Dios sí, y con eso es suficiente’.

Cuando te digo que extiendas las manos, te digo que aprendas a recibir por gracia, deja de tratar que eres capaz de ganarte las cosas, por tu fuerza y cualidades inigualables, para con Dios eso no funciona.

Aprendan a recibir los regalos de Dios, esos no los podemos conseguir bajo nuestras propias fuerzas, cuando se trata de las bendiciones del Señor, nosotros no deberíamos ser como el maratonista que corre la competencia confiada/do en su capacidad y entrenamiento físico. 

Deja de tratar de impresionar a Dios ya los demás, no hables de tus grandezas, o de tu poder, habla de las fuerzas de Dios, exalta el nombre de Él.

No olvides, Daniel 9:18 NTV, ‘No elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias.’

ORACIÓN

Padre, en el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret, hoy te damos las gracias por darnos la oportunidad de conocer tú palabra.

Hoy aprendimos a que, cuando elevamos oración y ruego hacía a Ti, no lo debemos hacer confiados de nuestras propias fuerzas, justicias o capacidades, Señor, lo hacemos confiados en tus grandes misericordias.

A veces pensamos que no merecemos, somos enseñados a esforzarnos para ganarnos las cosas, sudando día tras día, pero Contigo, las cosas funcionan de manera diferente, espero que cada persona aprenda a soltar sus brazos y confié en tus bendiciones y no en sus propias justicias.

Padre, en el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret.

Amén y amén.