Juan 8:32 NTV Y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.

Cuando nosotros vivimos en pecado y somos esclavos de él, nos meten en la prisión de la vergüenza, por ejemplo, cuando un hombre pierde su familia por ser adúltero y que hoy en día está lejos de su esposa y separado de sus hijos, avergonzado porque lo perdió todo.

Entonces, el pecado tiene la capacidad de llevarnos detrás de una prisión de vergüenza, inseguridades, temores, señalamientos y culpabilidad, nos deja tras las rejas y la única solución que existe para eso es la muerte y ahí es cuando aparece el Salvador y se ejecuta la muerte sustituta. Sin hacer ninguna maldad o cometer algún delito, es capturado y crucificado.

Queridos, hoy es un buen día para recordar que somos libres, que desde que aceptamos y conocemos la verdad, nos hace libres, nosotros merecíamos la muerte, pero nosotros no fuimos quienes la afrontamos, apareció Él y cuando eso sucedió, nosotros quedamos absolutamente libres.

Es hora de romper las cadenas y salir de esa prisión de vergüenza y culpabilidad, dejémonos de atacar por lo sucedido, podemos vivir en libertad, sintiendo que somos hijos de Dios, disfrutando la identidad que Él nos dio. Nuestra vida tiene propósito, ya no estamos en prisión.

Cuando Cristo murió, no lo hizo en vano, lo hizo como sustituto de nosotros, cuando Él sufrió, lo hizo para que nosotros tengamos gozo y abundancia, podemos esperar que todos sus dolores se convierten en alegrías para todos nosotros.

Ya podemos ser libres, no hay nada que nos tenga que hacer retenidos o reprimidos detrás de una celda. Él vino para eso, no es necesario volver a coquetear con el pecado. Juan 8:32 NTV Y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.

ORACIÓN

Padre Amado, en el nombre de Jesucristo de Nazaret, hoy te damos las gracias por acerté a nosotros por medio de tu palabra.

Gracias por hacernos entender que tu muerte no fue en vano, fue para que nosotros podamos ser libres de la celda, permitiéndonos vivir y recuperar la vida, debemos valorar nuestra libertad y no cometer más errores.

En el nombre de Jesucristo.

Amén y amén.

¡Bendiciones!