Recientemente en México, se están construyendo refinerías nuevas, porque el país tiene la materia prima como el petróleo, pero ahí no se podía procesar o refinar para su utilización así que lo tenían que sacar del país y luego regresarlo.

Porque el petróleo crudo, no tiene ninguna funcionalidad, tiene muchas impurezas. Tiene que pasar por una refinería y en ese proceso, pasa por altas temperaturas y una etapa de mucha presión, para separar las impurezas y extraer lo más valioso, lo que verdaderamente es importante, para cumplir con su funcionamiento. 

Lo más valioso, regularmente tendrá impurezas, eso mismo le sucede al oro, tiene que pasar por un proceso de fundición, para extraer las impurezas del mismo para obtener un alto quilate.

Así que, la refinería de Dios es importante para algo tan valioso como lo es nuestra fe. Este proceso, son pruebas que vamos a pasar a lo largo de nuestras vidas, dificultades que vamos a ser expuestos a alta presión.

1 Pedro 1: 6-7 NTV 'Así que alégrense de verdad. Les espera una alegría inmensa, aunque tienen que soportar muchas pruebas por un tiempo breve. Estas pruebas demostrarán que su fe es auténtica. Está siendo probada de la misma manera que el fuego prueba y purifica el oro, aunque la fe de ustedes es mucho más preciosa que el mismo oro’.

La refinería de Dios son nuestros dolores, y no es que Él nos quiera ver sufrir, el Señor espera extraer lo más valioso de nosotros y quiere quitar todo aquello a lo que tengamos dependencia, Dios quiere que encontremos en Él la posibilidad de llenar todos nuestros vacíos.

Cuando Dios nos hace pasar por fuego no es nada agradable, pero es necesario, porque hace que nuestra vida brille ante los demás. 

ORACIÓN

Padre amado, en el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret, te damos las gracias por permitirnos conocer más de tu palabra.

Entendimos la razón de nuestras pruebas y dificultades. Señor, perdónanos porque muchas veces queremos la vida fácil, crecer sin esfuerzo, lograr sin entrega, llegar a otro nivel sin pagar el precio.

Pero hoy entendimos que el camino que Tú recorriste no fue fácil, pero valió la pena.

En el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret.

Amén y amén.