Salmos 43:3-4 NTV Envía tu luz y tu verdad, que ellas me guíen. Que me lleven a tu monte santo, al lugar donde vives. Allí iré al altar de Dios, a Dios mismo, la fuente de toda mi alegría.

La verdad de Dios nos guía, la palabra de Él es lo que nos alumbra el camino para tomar decisiones, la que nos permite tomar pasos que son de edificación, bendición y crecimiento.

Esto lo vemos a lo largo de la Biblia e incluso con los mismos judíos, sacados de Egipto, los que caminaban por el desierto, iban por un territorio que nunca habían conocido y cuando lo hacían de noche, dice la Biblia que, una columna de fuego, la cual representa la luz, era la que los guiaba por el sendero que ellos caminaban, y de día era una nube la que les marcaba el camino.

No era Dios siguiéndolos a ellos, eran ellos siguiéndolo a Dios, no eran los judíos quienes dirigían, era la presencia de Dios, la que mostraba el verdadero camino al salir. 

La verdad de Dios está para guiarnos a su presencia, Él es la fuente de toda nuestra alegría, dice la Biblia. Si has visto alguna persona, que últimamente ha estado triste, cabizbaja, deprimida, lo más seguro es que esta persona no ha seguido la luz y la verdad de Dios, lo ha hecho de otra manera o se ha alejado del Señor. 

La luz y la verdad de Dios nos guían a su presencia, al monte santo, al lugar donde habita, por Él es la fuente de toda nuestra alegría, pero si nosotros no hemos seguido la verdad de Dios y nos hemos dejado llevar por nuestras emociones, por lo que nos han platicado o dijeron, lo más probable es que hayamos dado pasos contrarios a su presencia. 

Nosotros estamos caminando por un territorio desconocido en todo momento, siempre estamos en senderos nuevos para nuestras vidas, necesitamos la luz de Dios y la verdad de Dios, la que nos guía.

Cada que asistes a la iglesia y escuchas la palabra de Dios, debes tomar decisiones basadas en la palabra del día; si por lo menos no lees la Biblia, no tienes la luz y la verdad de Dios que te puedan guiar y estarás caminando al lado opuesto del Señor.

La fuente de toda nuestra alegría es Dios y lo único que nos puede llevar a su presencia es su palabra.

ORACIÓN

Padre Celestial, en el nombre de Jesucristo de Nazaret, hoy te damos las gracias por un día más de vida y por permitirnos conocer más de tu maravillosa palabra.

Cada que leemos tu palabra, nos ayuda a guiar nuestro camino, queremos que nos guíes día tras día, como guiaste a los judíos.

Eres el único que no lleva a la presencia del Padre a la fuente de nuestra alegría, gracias por la vida que nos permites y por permitirnos estar más cerca de tu palabra.

En el nombre de Jesucristo.

Amén y amén.

¡Bendiciones!