Muchas personas se van al extremo, pero seamos honestos, ninguno de nosotros somos perfectos, no podemos estar sin una sola falla, siempre fallamos y nos equivocamos continuamente, no solamente de hecho, también de pensamiento. 

Si la Biblia dice que seamos santos, no se refiere a nuestra conducta, somos santos, porque la sangre de Cristo nos santificó, gústele a quien le guste. Sin embargo, esto no nos da libertad a comportarnos como cualquier persona, por eso te digo que no cambies tus convicciones. 

Todos nosotros tenemos un mundo interior lleno de voces y pensamientos, aquí escuchamos diferentes voces y algunas nos incitan a intercambiar nuestras convicciones a cambio de más dinero. A veces esas voces de tú interior te susurran, convencen y te coquetean para cambiar nuestro punto de vista sin importar lo demás.

No permitas que ese mundo interior te domine en el lado negativo, nunca cambies tus convicciones, ni tu moral, exponiendo tú identidad y mucho menos tus principios, no te vendas por unos cuantos dólares. 

La pasa y el gozo, son monedas de oro que no se deben entregar tan fácil, perderás más de lo que obtendrás, porque el dinero va y viene, pero cuando tú manienses tus convicciones, manteniendo tu identidad y principios, es ahí cuando Dios te dice, ‘eres mi hijo, nunca te abandonaré’, ahí aplicamos la palabra de Dios, 1 Pedro 1:15 NTV, ‘Pero ahora sean santos en todo lo que hagan, tal como Dios, quien los eligió, es santo.’

Nosotros estamos rodeados de personas que nos van incitar a hacer el mal o vender nuestros principios, pero, no caigas en la tentación.

ORACIÓN

Padre Celestial, en el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret, te damos las gracias por permitirnos leer de Tú palabra. 

Mi Dios, no nos podemos engañar, vamos a cometer fallas, tenemos errores, pero, el día de hoy hemos entendido que, hay un mundo interior en nosotros que nos coquetea para cambiar nuestras convicciones, pero sabemos que Tú nos miras desde arriba y conoces nuestros pasos, aceptamos que hemos vendido nuestra dignidad, pero hoy te pedimos perdón.

Señor Jesús gracias por perdonarnos y estar siempre con nosotros.

Padre amado.

Amén y amén.