Tito 3:7 (NTV) Por su gracia Él nos hizo justos a sus ojos y nos dio la seguridad de que vamos a heredar la vida eterna.

Tú podrás ser un padre bueno, un esposo ejemplar, siempre estar bien arreglado, tener un buen trabajo, en otras palabras, ser el hombre o la mujer perfecta, los que jamás fallan, pero queridos, sin la gracia de Jesús no somos absolutamente nada.

Sin el Señor no estamos preparados para estar bien delante de Él, en lo personal, he conocido personas que me dicen que son tan buenas, que lo único que les hace falta es ser cristianos, porque tienen todo lo que una persona desea. En mi interior yo siempre pienso y respondo que le hace falta todo, porque sin Cristo no somos absolutamente nadie.

Toda esa reputación es ganada por el esfuerzo personal, ese prestigio se logró a base de sus propias obras y queridos amigos, la Biblia nos enseña claramente que, tenemos que desechar nuestras propias obras, nadie es digno de presentarse ante Jesús, en nombre de sus propias obras, nadie es digno de venir a Jesús a pedirle bendiciones solo porque se porta bien o es buena persona, esa es una señal clara de un excelente fariseo.

Los fariseos eran los que se sentaban enfrente de la fila, clamaban y se compraban con las demás personas, queridos amigos, no hay cosa que Dios repugne más que la gente que se presenta a Él a través de su propio esfuerzo y sus obras.

Pero no te confundas, no es que a Dios no le agrade que nos portemos bien, claro que a Él sí le agrada, pero lo que valora más, es que entendamos su bendita gracia y por esa razón dice: Por su gracia Él nos hizo justos a sus ojos y nos dio la seguridad de que vamos a heredar la vida eterna. 

Queridos amigos, nosotros no somos justos por el buen comportamiento que tengamos ante la sociedad, si tú confiabas tanto en tu buena conducta, en tus buenas obras, es tiempo de dejar de confiar en eso, porque eso es lo que descalificó a los fariseos.

Cuando tú te presentes ante Jesús, no lo hagas como un fariseo, solo alardeando de tus cosas buenas, esa no es la manera de presentarse ante Dios, hay que reconocer que el Señor vive en nuestros corazones.

Muchos dirán que es muy fácil ser cristiano, porque es más fácil presentarnos por la obra de Él y no por la que nosotros hacemos, pero, nunca fue fácil, porque Él pagó un precio muy elevado.

Recuerda, no te presentes ante la sociedad y el Señor, por medio de tus propias obras, no levantes tu orgullo diciendo lo bueno que eres, cuando te presentes deja claro que sin Dios no somos nada, que todo.

ORACIÓN

Padre Celestial, en el nombre de Jesús de Nazaret. Te damos las gracias por esta oportunidad que nos das por dejarnos leer tu palabra.

Te agradecemos por lo que Tú has hecho por nuestras vidas, no por lo que nosotros hemos alcanzado, nuestras propias obras son como trapos de inmundicia.

En el nombre de Jesús.

Amén y amén.

¡Bendiciones!