Cuando regresamos a los pies del Señor, empezamos a asistir a una iglesia y de los primeros versículos que nosotros recordamos es este, 2 Corintios 5:17 NYV, ‘Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado; ¡una nueva vida ha comenzado!’

¿Qué tan cierto es esa palabra de que está en Cristo es una nueva criatura? Muchas veces decimos, ‘si, yo soy una nueva criatura’, pero al avanzar de nuestro caminar, y cuando nos dimos cuenta, nos tropezamos y volvimos a cometer ese error, el pecado que nos apartó de la gracia de Dios. Muchos vuelven a confesarse y pedir perdón.

Pero, ¿les voy a decir qué es la confesión? No es decirle a Dios, mira hice esto y aquello, Él ya sabe lo qué tú hiciste, conoce todo tu accionar, la confesión es, reconocer delante del Señor que, lo que hiciste estuvo mal. 

Es decir, la confesión no es decir lo malo que tú hiciste, lo que realmente debes hacer es aceptar lo que pasó, el arrepentimiento es cuando venimos a Dios y le agachamos la cabeza. Pero hay personas que se han convertido en un ciclo o en un estilo de vida.

Una persona no podrá ser perdonada si no confiesa, Dios no puede cambiar algo donde la persona no reconoce el error u oculta lo que ha hecho, el Señor no sana a la persona que considera que no está enfermo.

Nadie puede llegar a donde no quiere ir. el camino es lo de menos, lo importante es a donde llegar, Dios ya sabe lo que hiciste, lo que Él quiere es que tu te arrodilles y reconozcas lo que hiciste mal.  Cristo no puede sanar algo que negamos, siempre nos dirá, ‘levántate y anda’. 

ORACIÓN

Padre, en el nombre del señor Jesucristo de Nazaret, te damos las gracias por la vida que nos permites tener y de conocer Tú palabra. 

Dios nos muestra cuál es el verdadero camino, aprendimos que nadie puede llegar a donde no quiere, si queremos ser sanos, debemos aceptar que nos duele.

Te pido por cada persona que no se ha podido librar de esas cadenas de sus pecados y que no es capaz de reconocer que te ha fallado.

En nombre del Señor Jesucristo de Nazaret.

Amén y amén.