Filipenses 1:12-13 (NTV) Además, mis amados hermanos, quiero que sepan que todo lo que me ha sucedido en este lugar ha servido para difundir la Buena Noticia. Pues cada persona de aquí—incluida toda la guardia del palacio—sabe que estoy encadenado por causa de Cristo.

Muchas ocasiones, nosotros no sabemos la manera en la que Dios obra, o simplemente no la entendemos, pensamos que solamente lo hace cuando nos rescata de situaciones complicadas, pensamos que el obrar de Dios solamente lo vemos cuando nos auxilia de circunstancias difíciles que estamos atravesando.

Queridos, pero si solamente vemos cuando Dios nos envía soluciones o si creemos que solo es ahí cuando Dios está obrando, estamos viendo la mitad de la obra o el trabajo del Señor, tenemos que abrir el panorama y darnos cuenta de que Dios está obrando continuamente por nuestras vidas.

Él obra, no solamente a través de las puertas que se nos abren, Él también está obrando a través de las puertas que se nos cierran; muchas veces se han cerrado puertas en tu vida, porque Dios sabe y conoce porqué no debes de pasar o cruzar por ese camino, por eso Él cierra la puerta, pero la cierra con la intención de que camines por otra vereda.

Queridos, Dios no solamente obra a través de todas esas puertas que se abre, también lo hace a través de todas esas puertas que se nos cierran en nuestras vidas, eso lo entendía muy bien el apóstol Pablo, Además, mis amados hermanos, quiero que sepan que todo lo que me ha sucedido en este lugar ha servido para difundir la Buena Noticia.

La voluntad y el propósito de Dios se van a cumplir en tu vida y Él abrirá puertas para que esto suceda, pero también se te van a cerrar algunas otras, precisamente por la misma razón, para que se cumpla la voluntad del Señor.

Cuando estés haciendo una oración, aprende a darle gracias a Dios por las puertas que se han abierto, pero también por las puertas que se han cerrado, porque el Señor obra a través de las dos circunstancias.

ORACIÓN

Padre Celestial, en el nombre de Jesucristo de Nazaret, gracias por la palabra que nos permites recibir en el día de hoy.

Tu palabra nos llena de esperanza y alegría, no hay que enojarnos o ponernos tristes cuando una puerta se cierra, pero tenemos que entender que Tú eres el que sabe el verdadero propósito de todas esas puertas que se abren y se cierran, para que se cumpla tu voluntad.

En el nombre de Jesús.

Amén y amén.

¡Bendiciones!