La crucifixión no fue un accidente, mucho menos fue una casualidad o de último momento, todo fue un plan maestro, algo que Dios sabía y conocía.

Ya estaba planeado, desde el mismo momento en que el fruto del conocimiento del bien y el mal tocaron los labios de Eva en el huerto del edén, desde ese momento ya estaba planeada la sombra de la cruz.

Desde la caída de Adán y Eva, hasta que las manos de un hombre con un martillo en la mano clavando puntillas en la madera, atravesando las muñecas del Señor, en ese lapso de tiempo ya existía el plan maestro, no fue casualidad. Nuestro Dios es uno de futuro, Él escribe y planifica lo que va a suceder más adelante, nos anuncia lo que va a pasar. 

Sin embargo, desde el momento de la crucifixión, hasta el final del mundo, existe un plan maestro, y este es, reconocer al Señor Jesucristo como nuestro Dios, como el único Salvador y el que tiene el poder de rescatar y sanar, debemos reconocer que no hay ningún otro nombre en la tierra en el cual pueda haber salvación.

Solamente por medio del Señor Jesucristo de Nazaret, podemos llegar al Padre, no hay otras alternativas, no hay más caminos, Él es la verdad y la única opción.

En épocas decembrinas reconocemos su nacimiento, sin olvidar su crucifixión, porque Él es nuestro regalo de salvación, nació en la tierra y nos prometió una vida sana y llena de abundancia. Ejecutando su plan maestro, todo esto no es un accidente, desde el principio de la vida existe el plan maestro y somos parte de él.

ORACIÓN

Padre, en el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret, el día de hoy acudimos a Ti.

Por medio de Tú palabra recibimos el entendimiento de que, había ya un predeterminado conocimiento tuyo, la muerte del Señor Jesucristo, no fue un accidente, ni una casualidad, sino un plan maestro, que se estaba ejecutando ante los ojos de la comunidad.

Quiero que cada persona entienda que este fue un plan y que todos somos parte de él, Tú nos vas a salvar y nos vas acercar a Ti, pero debemos reconocer que no hay otro nombre en el cual pueda haber salvación, la Biblia nos dice que el Señor Jesús es el único sendero, la verdad y la vida.

Padre Celestial hoy oramos en el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret.

Amén y amén.