Alfa 103.9FM
Una Señal Celestial

𝑫𝑬𝑽𝑶𝑪𝑰𝑶𝑵𝑨𝑳: UNA INVITACIÓN MUY ESPECIAL

Mateo 4:19 NTV
 
 Jesús los llamó: «Vengan, síganme, ¡y yo les enseñaré cómo pescar personas!».
 
Pareciera que es su palabra favorita es Vengan, síganme. Se lo dijo a varias personas, Dios nos invita continuamente porque así se lo dijo a María, por ejemplo, que la invitó a tener un hijo, a concebir un hijo por medio del Espíritu Santo, una invitación muy especial, a los discípulos los invitó a ser pescadores de hombres. 
 
A la mujer adúltera le invitó a cambiar su forma de vivir; a Tomás lo invitó a tocar sus heridas. En general, vemos que esta pareciera ser la palabra favorita de Jesús Vengan, síganme. En alguna ocasión y en otra palabra dijo: –Yo soy el camino, es decir, vengan a mí.
 
Él siempre se puso como el protagonista, Él siempre se puso como la persona que debía de ser seguido. En otras religiones, los grandes eruditos, los grandes iluminados, regularmente dicen que ese es el camino, eso es lo que deben de seguir, eso es lo que deben de hacer, y cuando Jesucristo habló acerca del Padre, se señaló a Él mismo, cuando enseñó acerca del camino que se debía de seguir se señaló Él mismo y dijo: –Yo soy el camino, síganme a mí, síganme continuamente. 
 
Esa era una palabra que Él usaba, y por eso es que el día de hoy te estoy diciendo que esto es una invitación de parte de Él a que nosotros le sigamos, a que nosotros podamos acompañarle en todo este proceso.
 
Es decir, es una invitación que está escrita en la Biblia a lo largo de los evangelios. Cada que vemos al Señor Jesucristo y que se acerca a personas enfermas, heridas, golpeadas, lastimadas, vengan, les decía Él, yo soy la solución, yo soy el camino, yo soy la verdad, yo soy la vida, yo soy lo que buscas, yo soy lo que necesitas.
 
En otra ocasión le dijo a otra mujer: –Si bebieras del agua que yo te doy, nunca más volverás a tener sed. Es decir, Él se presentó como una invitación muy especial, Él se presentó como la solución a todos y cada uno de nuestros problemas. Por esa razón, quiero el día de hoy que reflexionen y mediten, que no dejen pasar de largo esta invitación. 
 
A veces tú podrás decir no, pero es que yo ya soy creyente, yo ya asisto a la iglesia, yo ya acepté la invitación. Bueno, ya aceptaste la invitación de la salvación, ya conociste a Jesús como el Salvador, pero ¿y qué? Si te hace falta conocerlo como el Jesús sanador, Él se presentó en el libro de Lucas 4:11, como el que estaba lleno del Espíritu Santo para sanar a los quebrantados de corazón. ¿Y si te hace falta conocerlo como el sanador?, el que sana esas heridas internas, esas heridas emocionales, ¿y si te falta conocerlo como el Libertador?, porque Él dijo que vino a liberar a los cautivos.
 
Muchos me dicen: –Pastor, yo que voy a estar cautivo, yo soy libre, yo soy salvo; bueno, puedes estar cautivo, atado, encadenado a un patrón de conducta. Ejemplo, la pobreza puedes ser salvo y atado a la mentalidad de escasez y miseria, ¿quién dice que no?, puede ser salvo y atado, al chisme y es un patrón en tu vida, es una conducta, es una atadura de tu vida, te la pasas hablando aquí, la pasas hablando allá, la pasas criticando a todo mundo, eres salvo, pero chismoso.
 
Entonces, a lo mejor conociste a Jesús como el Salvador, pero hoy Él te hace la invitación a que lo conozcas como el sanador, hoy Él te hace la invitación a que lo conozcas como el Libertador, hoy Él te hace la invitación a que vayas a aguas más profundas. 
 
Con el Señor Jesús Nunca es suficiente, nunca terminamos, con el Señor Jesús siempre hay una invitación muy especial.
 
ORACIÓN
 
Padre, en el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret, en este momento quiero darte las gracias por la oportunidad que nos das de estar aprendiendo de tu palabra. Y sobre todo, entendiendo que siempre tienes una invitación muy especial para nosotros.
 
Al que está herido lo invitas a acercarse a ti, a sanar, al que está cansado lo invitas a venir a ti, Señor, para que puedas quitar sus cargas y su cansancio al que está atado a algún patrón lo invitas a que venga a libertad.
 
Aquel que ya es salvo, lo invitas a mares más profundos, aguas más profundas. Aquella persona que ya es salva, le haces una invitación especial para crecer aún más, Señor, para conocerte más a profundidad, siempre tienes una invitación muy especial. 
 
Llamas a nuestra puerta y nos tocas, esperando a que te abramos. Parecieras Dios que tu palabra favorita sería Vengan, vengan a mí, búsquenme, vengan y síganme; vengan y encuentren lo que necesitan, vengan y beban del agua que yo tengo. 
 
Dios, por favor, queremos pedirte en esta oración que a ninguna de los personas que nos están leyendo por medio de El Devocional, se le olvide Señor, Que todos los días tienes una invitación especial para ellos, que no es suficiente solamente con la salvación, sino que tienes todavía más cosas preparadas para nosotros. 
 
Dios, bendigo a cada persona que nos lee y los entrego en tus manos en el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret.
 
Amén y amén.

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