Isaías 54:10 (NTV) Pues las montañas podrán moverse y las colinas desaparecer, pero aun así mi fiel amor por ti permanecerá; mi pacto de bendición nunca será roto —dice el Señor, que tiene misericordia de ti—.

Queridos amigos, hoy quiero compartir con ustedes una verdad poderosa basada en este pasaje de Isaías. Dios nos da una promesa firme: aunque las montañas pudieran moverse, su amor y su fidelidad hacia nosotros nunca cambiarán. Sabemos que en lo natural, las montañas no pueden moverse, pero aquí Dios usa este lenguaje figurado para ilustrar lo inquebrantable de su amor.

Es interesante notar que la Biblia menciona en dos ocasiones la idea de que las montañas se muevan. En Isaías, se utiliza para enfatizar la inmutabilidad del amor de Dios. Por otro lado, Jesús dijo en los evangelios que si tenemos fe del tamaño de un grano de mostaza, podemos ordenar a una montaña que se mueva y esta se moverá. En este contexto, Jesús usa la montaña como un símbolo de lo imposible, mostrando el poder de la fe.

Sin embargo, en Isaías, la montaña representa estabilidad y permanencia. Dios nos dice que, aunque algo tan firme como una montaña llegará a moverse, su amor por nosotros es más firme aún.

La segunda parte de este versículo es igual de impactante: "Mi pacto de bendición nunca será roto." Aquí Dios nos revela que tiene un pacto con nosotros, un pacto que él mismo ha establecido y que nunca será quebrantado.

Pensemos en esto: cuando una persona de alta confianza nos dice que hará algo, sabemos que cumplirá su palabra. Si alguien de confianza nos da su palabra, haremos lo imposible por creerle. Ahora bien, ¿cuánto más podemos confiar en Dios, que es fiel y nunca falla? Cuando él promete algo, lo cumple.

Dios no necesita firmar documentos para garantizar su palabra. Cuando habla, su palabra es suficiente. Recordemos cuando el centurión le dijo a Jesús: "Solo di la palabra, y mi siervo sanará" (Mateo 8:8). Este hombre reconoció el poder de la palabra de Dios, porque la palabra de Dios es verdad y se cumple siempre.

Queridos, si Él ha prometido algo, Él lo hará. Aunque las montañas se muevan, su amor y su fidelidad nunca cambiarán.

ORACIÓN

Padre celestial, en el nombre de Jesús te damos gracias por la oportunidad de compartir tu palabra. Gracias por mostrarnos tu carácter y por recordarnos que, aunque el mundo entero se sacuda, tu amor y tu fidelidad nunca dejarán de ser.

Nos haces sentir amados, valiosos y especiales. Nos cubres con tu amor y nos das seguridad en tu fidelidad. Gracias, Señor, porque además de reafirmar tu amor, nos das un pacto de bendición que nunca será roto.

Tú eres el Dios de máxima confianza. Cuando hablas, tu palabra es suficiente, porque lo que declaras se cumple. Hoy nos aferramos a tu verdad y a tu presencia en nuestras vidas. Queremos llenarnos más de tu palabra y que tu amor y fidelidad nos sostengan siempre.

Gracias, Padre. Aunque las montañas se muevan, tu amor, tu fidelidad y tu pacto de bendición nunca cambiarán. Oramos en el nombre de Jesús. 

Amén y amén.

¡Bendiciones!