Juan 15:2 (NTV) Dios corta de mí toda rama que no produce fruto y poda las ramas que sí dan fruto, para que den aún más.

Queridos amigos, el devocional de hoy nos presenta una enseñanza poderosa del Señor Jesucristo. Él nos exhorta a estar siempre cerca de Él, pegados a la presencia del Padre, ya que cuando alguien permanece en Dios, inevitablemente producirá fruto.

Cuando estamos cerca de la presencia de Dios, se evidencian cambios en nuestra vida. Se nota una diferencia en nuestra actitud, comportamiento, manera de hablar y reaccionar. La transformación es visible y las personas a nuestro alrededor pueden notarlo.

Sin embargo, existe un peligro: cuando alguien pasa mucho tiempo en la iglesia y cerca de las cosas de Dios, puede acostumbrarse más a un sistema religioso que a una relación genuina con Él. Al inicio, buscan fervientemente a Dios, leen la Biblia y oran con sinceridad. No obstante, con el paso de los años, su búsqueda se convierte en una rutina religiosa. Siguen asistiendo a la iglesia, vistiendo como cristianos y adoptando costumbres y tradiciones cristianas, pero su relación con Dios se ha enfriado.

La asistencia a la iglesia se vuelve un hábito y no un acto de búsqueda genuina de la presencia de Dios. Jesús nos advierte en su Palabra: "Él corta de mí toda rama que no produce fruto y poda las ramas que sí dan fruto para que den aún más" (Juan 15:2).

Las personas que convierten su relación con Dios en una religión vacía dejan de dar fruto, ya no reflejan cambios ni crecimiento espiritual. Siguen asistiendo a la iglesia, pero reaccionan con ira, irritabilidad y actitudes que no reflejan el carácter de Cristo.

Para quienes aún buscan la presencia de Dios con sinceridad, aunque enfrenten dificultades, Dios realiza un corte parcial, una poda. Este proceso de limpieza puede ser doloroso, manifestándose en crisis económicas, matrimoniales o de salud. Sin embargo, estos momentos difíciles nos llevan de regreso a la presencia del Padre, recordándonos la importancia de buscarle con todo el corazón.

Cuando pasamos por una poda, Dios nos está preparando para dar más fruto. No debemos asistir a la iglesia por costumbre o por cumplir con una tradición, sino con el deseo de adorarle, agradecerle y exaltar su nombre.

La enseñanza de Jesús es clara: si damos fruto, seremos podados para producir aún más. Si no damos fruto, seremos cortados. Es momento de evaluar nuestra vida espiritual y preguntarnos: ¿Estoy buscando a Dios por una relación genuina o por costumbre?

ORACIÓN

Padre Celestial, en el nombre de Jesús de Nazaret, te damos gracias por la oportunidad de reflexionar en tu Palabra. Hoy entendemos la importancia de mantener una relación viva contigo y no caer en la rutina de una religión vacía.

Señor, examina nuestros corazones y ayúdanos a ser ramas que producen fruto, que reflejan tu carácter en cada aspecto de nuestra vida. No queremos ser cortados, sino ser podados para acercarnos más a ti y crecer espiritualmente.

Presentamos ante ti a quienes han comprendido que asistir a la iglesia no debe ser una rutina, sino un acto de adoración genuina. Permíteles, Señor, levantar sus manos, adorarte y reconocerte con sinceridad.

Te damos gracias, Padre, porque sabemos que nos guiarás a producir mucho fruto y a manifestar tu carácter en nosotros. En el nombre de Jesús. 

Amén y amén.

¡Bendiciones!