Éxodo 3:9 (NTV) ¡Mira! El clamor de los israelitas me ha llegado y he visto con cuánta crueldad abusan de ellos los egipcios.

Esta historia es una de las más conocidas: la esclavitud de los israelitas en Egipto. Los egipcios los castigaron con crueldad. Pasaron 400 años esclavizados por faraón y, mientras más crecía el pueblo de Dios, más temor le daba a los egipcios que pudieran superarlos en número.

La Biblia dice que faraón ordenó aumentar la carga de trabajo y matar a los niños recién nacidos. Esto es un reflejo de lo que muchas veces vivimos en nuestras sociedades actuales: el temor al crecimiento de una comunidad, lo que lleva a algunos a intentar oprimirla y quitarle derechos. Pero hay algo importante: la Biblia dice que, mientras más los oprimían, más se multiplicaban y crecían.

Esta es una verdad espiritual. En los momentos difíciles, cuando enfrentamos problemas, crisis económicas, problemas de salud o dificultades legales, tenemos la tendencia a acercarnos más a Dios, a desarrollarnos y a crecer. La Biblia dice que los hijos de Dios clamaron a él, y Dios le dijo a Moisés: "He venido porque he escuchado el clamor de mi pueblo. Hoy te envío como respuesta".

Dios descendió porque escuchó el clamor de su pueblo. Este es el tipo de clamor que Dios atiende: el que se hace desde la profundidad del corazón, el que surge en tiempo de angustia. La Biblia dice en varios pasajes: "Clama a mí en el día de la angustia y te responderé". Dios espera que, en los momentos difíciles, clamemos a él con sinceridad y dependencia total.

Pero muchas veces vivimos en ciclos. Cuando las cosas van bien, cuando prosperamos económicamente y tenemos estabilidad, tendemos a olvidarnos de Dios. Dejamos de orar, de congregarnos y de buscar su presencia. Entonces, cuando llega la crisis, recordamos que nuestra protección y provisión provienen de él, y volvemos a clamar.

En la Biblia podemos ver estos ciclos como los ciclos económicos: hay momentos de abundancia y momentos de escasez. Hoy te pregunto: ¿En qué momento del ciclo estás? Si estás pasando por angustia, es tiempo de clamar a Dios con fe. Cuando es tiempo de clamor, las iglesias se llenan, las oraciones se multiplican, la gente busca respuestas. Ese es el clamor que Dios escucha.

ORACIÓN

Padre celestial, en el nombre de Jesús de Nazaret, te damos gracias porque tu palabra es viva y eficaz. Nos llama al clamor sincero, al que nace del corazón y que Tú atiendes. Hoy reconocemos nuestra dependencia de ti y levantamos nuestro clamor.

Señor, entendemos que alejados de ti nada somos y nada podemos lograr. Sabemos que nuestra vida, nuestra salud, nuestras finanzas, nuestro matrimonio y todo lo que somos dependen de ti. Hoy te buscamos con corazón sincero, clamamos por tu ayuda, por tu dirección, por tu intervención en nuestras vidas.

Nos acogemos a tu promesa, "Invócame en el día de la angustia y te responderé". Confiamos en que nos escuchas y que tienes todo bajo control. Gracias por cuidar de nosotros, Padre. Entregamos nuestras causas en tus manos y declaramos que tú eres nuestro socorro y nuestra fortaleza.

Oramos en el nombre de Jesús de Nazaret. 

Amén y amén.

¡Bendiciones!