Santiago 5:11 (NTV) Honramos en gran manera a quienes resisten con firmeza en tiempo de dolor.

Aunque el versículo completo es más extenso, queremos concentrarnos en esta primera parte que contiene un mensaje poderoso para nuestras vidas.

El apóstol Santiago nos enseña que debemos honrar especialmente a aquellas personas que han sabido resistir con firmeza en tiempos de gran dolor y adversidad. Estas personas son verdaderos tesoros entre nosotros, porque han pasado por el fuego de la prueba y han salido fortalecidas, llevando consigo una sabiduría y un conocimiento que solo se adquiere en medio del sufrimiento. No son personas comunes, son guerreros espirituales que han enfrentado batallas intensas y han demostrado una resistencia fuera de lo normal.

¿Quiénes son estas personas en tu vida? Piensa por un momento en tus familiares, amigos, compañeros de iglesia o de trabajo, vecinos. Aquellos que pasaron por momentos de profundo dolor, que tocaron fondo, que lo perdieron todo o casi todo, pero que se levantaron nuevamente. Estas personas tienen características muy especiales que las distinguen:

Primero, poseen un conocimiento elevado y una sabiduría práctica que solo se obtiene al haber pasado por el horno de la aflicción. Segundo, suelen ser personas humildes y sencillas, porque el sufrimiento las ha moldeado, quitándoles toda arrogancia y haciéndolas más sensibles al dolor ajeno. Tercero, desarrollan una gran empatía, pues saben lo que es sufrir y pueden ponerse fácilmente en el lugar de los demás.

El apóstol Santiago nos da un ejemplo concreto de este tipo de personas: Job. Imagina todo lo que Job perdió: sus hijos, su salud, sus posesiones, su estatus social. Quedó en la más absoluta ruina, al punto que su propia esposa le sugería que maldijera a Dios y muriera. Pero Job resistió. Se mantuvo firme. Y al final, Dios lo restauró dándole el doble de lo que había perdido.

Hoy tenemos muchos "Jobs" modernos a nuestro alrededor. Personas que han enfrentado enfermedades devastadoras y se han recuperado. Matrimonios que pasaron por crisis profundas y lograron reconstruirse. Padres que perdieron hijos y encontraron fuerzas para seguir adelante. Emprendedores que lo perdieron todo y volvieron a empezar. Estas personas son verdaderos héroes de la fe que merecen nuestro reconocimiento.

¿Por qué debemos honrarlos? No porque ellos lo pidan, sino porque su ejemplo es valioso para nosotros. En su compañía aprendemos lecciones que no se enseñan en los libros. De sus palabras recibimos consejos probados en el fuego. En su actitud encontramos inspiración para nuestras propias batallas. El apóstol Santiago nos insta a valorarlos, respetarlos y aprender de ellos.

Jesús es el máximo ejemplo de alguien que resistió el dolor con firmeza. Él enfrentó la cruz, el rechazo, la traición y el abandono, pero se mantuvo fiel hasta el final. Por eso resucitó victorioso. De la misma manera, estos guerreros modernos que han resistido sus pruebas nos muestran el camino de la perseverancia.

ORACIÓN

Padre Celestial, en el nombre de Jesús de Nazaret, venimos ante ti con corazones agradecidos por habernos mostrado a través de tu Palabra la importancia de honrar a aquellos que han resistido el dolor con firmeza. Te pedimos que nos ayudes a reconocer a estos guerreros en nuestras vidas, a valorar su ejemplo y a aprender de su sabiduría forjada en el sufrimiento.

Señor, hoy especialmente queremos interceder por todas aquellas personas que están pasando por su propio "horno de fuego". Fortalece al enfermo que lucha cada día contra el dolor. Sostén al padre o madre que ha perdido un hijo. Consuela al que atraviesa la ruina económica. Danos la sensibilidad para acompañarlos como verdaderos hermanos, sin juicios ni consejos superficiales, sino con el amor paciente que viene de ti.

Jesús, tú eres nuestro ejemplo supremo de resistencia. Enséñanos a mantenernos firmes como lo hiciste tú, sabiendo que al final del dolor viene la victoria. Bendice a cada guerrero que hoy sigue luchando, y permite que su historia sea de inspiración para muchos.

Te damos gracias porque eres un Dios que no abandona a los que sufren, que está presente en el horno de fuego con nosotros, y que al final nos saca victoriosos. Que podamos ser instrumentos de tu consuelo y esperanza para aquellos que hoy necesitan ser honrados y valorados. En el nombre poderoso de Jesús oramos. 

Amén y amén.

¡Bendiciones!