- 17 Dec 2025
- Category: Devocional
El Devocional: Me Lo Dijo Un Pajarito
Eclesiastés 10:20 (NTV) Nunca te burles del rey, ni siquiera en tu mente; y no te mofes de los poderosos, ni siquiera dentro de tu dormitorio. Pues un pajarito podría transmitir tu mensaje y contarles lo que dijiste.
Seguramente hemos usado esta frase en alguna ocasión para advertir a alguien que tenga cuidado con lo que dice, porque de alguna manera terminará saliendo a la luz. Incluso cuando alguien nos pregunta cómo supimos algo, solemos responder: “me lo dijo un pajarito”. Curiosamente, una de las redes sociales más importantes del mundo se inspiró en este concepto: Twitter, cuyo logo era precisamente un pajarito que transmitía los mensajes e ideas de las personas, lo que pensaban en privado se hacía público.
Este versículo nos advierte: “Nunca te burles del rey, ni siquiera en tu mente, y no te mofes de los poderosos, ni siquiera dentro de tu dormitorio”. Es decir, no debemos hablar mal ni de las autoridades ni de nadie, ni en público ni en privado. La integridad debe ser parte de nuestra vida en lo visible y en lo secreto.
Dios nos recuerda que solo tenemos control sobre lo que callamos. En el momento en que hablamos, la palabra deja de pertenecernos. Puedes decirle a alguien de confianza: “te cuento esto, pero no se lo digas a nadie”. Sin embargo, desde ese instante pierdes control, porque la información puede correr y expandirse como la pólvora.
La Biblia nos enseña a tener cuidado con nuestras palabras, en especial hacia las autoridades. No deberíamos faltarle el respeto ni a los presidentes ni a los reyes, ni siquiera en nuestra mente. Y aunque este texto es antiguo, sigue siendo vigente hoy. Por ejemplo, en países como China, no está permitido hablar mal del presidente. Los dispositivos tecnológicos pueden identificar comentarios negativos y llevar a consecuencias serias como arrestos. Esto nos recuerda que lo que decimos y pensamos tiene un peso real.
Más allá de los gobiernos o presidentes, este pasaje nos lleva a reflexionar sobre nuestras relaciones diarias. Si guardamos rencor o deseamos el mal a alguien, aun en nuestra mente, estamos fallando. La enseñanza es clara: debemos rechazar esos pensamientos, cancelarlos y soltar a las personas que nos han herido.
Yo he aprendido a no dar espacio en mi mente a quienes me han dañado. El perdón y el soltar nos permiten avanzar libres, sin dedicar tiempo ni energía a quienes no merecen ocupar un lugar en nuestro corazón. Cuando no les damos poder en nuestra mente, nos enfocamos en lo que realmente importa: vivir en paz, con integridad y delante de Dios.
En resumen, este versículo nos llama a cuidar lo que pensamos, lo que decimos y lo que guardamos en el corazón. En lo público y en lo privado, en la mente y en las palabras, seamos íntegros.
ORACIÓN

Padre Celestial, en el nombre de Jesús de Nazaret, te damos gracias por la sabiduría revelada en tu Palabra. Gracias porque, a través de las Escrituras, nos enseñas principios que siguen siendo actuales y necesarios para nuestra vida.
Hoy hemos aprendido la importancia de hacer lo correcto no solo en público, sino también en lo privado, ser íntegros y congruentes en todo momento. Señor, tú conoces lo íntimo de nuestro corazón, nada escapa de tu mirada, y por eso te pedimos ayuda para cuidar nuestros pensamientos y no albergar malos deseos hacia nadie.
Danos la fuerza para perdonar y soltar a quienes nos han herido, evitando dedicarles tiempo en nuestra mente y enfocándonos en avanzar en tu propósito. Enséñanos a controlar nuestras palabras, a callar lo que no edifica y a mantener un corazón limpio delante de ti.
Bendigo a cada persona que lee este devocional, pidiéndote que les des sabiduría y libertad en sus pensamientos y palabras. Gracias Señor por tu amor y tu guía constante.
En el nombre de Jesús de Nazaret, oramos.
Amén y amén.
¡Bendiciones!
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