Mateo 17:15 (NTV) Señor, ten misericordia de mi hijo. Le dan ataques y sufre terriblemente. A menudo cae al fuego o al agua.

Esta escena tiene lugar después de un momento sublime y maravilloso en el que Jesús, acompañado solo por tres de sus discípulos, sube a un monte. Allí, ocurre el milagro de la transfiguración, en el cual Jesús se transforma en un blanco resplandeciente, y a su lado aparecen Moisés y Elías. Los discípulos son testigos de este evento celestial, un momento realmente impactante. Sin embargo, tras esta experiencia tan profunda, descienden del monte y se encuentran con una multitud esperando abajo.

Entre la gente, un padre se acerca a Jesús y le dice: "Señor, ten misericordia de mi hijo, pues sufre de ataques constantes que lo hacen caer al fuego y al agua". Este padre describe el sufrimiento de su hijo, quien estaba siendo atormentado por un demonio. Jesús, con su poder, reprende al espíritu maligno y libera al joven de su tormento. Sin embargo, la naturaleza de este demonio es impresionante. No solo atacaba el cuerpo del muchacho con convulsiones físicas, sino que también lo acosaba mental y emocionalmente, susurrándole voces que lo incitaban al suicidio. Le decían: "lánzate al fuego", o "lánzate al agua", llevándolo al borde de la desesperación.

Hoy, esta situación podría ser interpretada como lo que conocemos como depresión o pensamientos suicidas. Este joven estaba siendo atormentado por una fuerza espiritual que lo empujaba a autodestruirse, buscando terminar con su vida. El padre, preocupado, debía rescatarlo constantemente de estos peligros, lo cual nos lleva a preguntarnos: ¿Cuántas de las dificultades que enfrentamos en la vida tienen un origen espiritual, aunque no lo reconozcamos?

A menudo, cuando enfrentamos dificultades, nos inclinamos a buscar soluciones en el ámbito médico, psicológico o emocional. Sin embargo, muchas veces el origen de nuestros problemas radica en el mundo espiritual. Jesús nos muestra en este relato cómo detrás de lo que podría parecer un trastorno físico o emocional, hay fuerzas espirituales que intentan destruir nuestra vida.

El episodio termina de forma esperanzadora: Jesús reprende al demonio, lo expulsa del joven, y éste es liberado de su tormento. Esta historia tiene una aplicación directa para nuestra vida diaria. Debemos estar más atentos al mundo invisible que nos rodea, ese mundo espiritual que, aunque no podemos ver, está muy presente. Vivimos en un mundo lleno de tinieblas, donde los espíritus malignos buscan destruir nuestras vidas. Los pensamientos de derrota, fracaso, tristeza, o incluso los deseos de quitarnos la vida, son síntomas de esa guerra espiritual que no siempre percibimos.

Es importante reconocer que a veces nosotros mismos, a través de nuestras acciones, hemos abierto puertas a estos espíritus. Prácticas aparentemente inofensivas, como leer el horóscopo, ver películas de terror o involucrarnos en actividades ocultas, pueden ser portales que nos permiten el acceso de fuerzas oscuras. Estos espíritus, al ganar terreno, nos siembran temor y ansiedad, afectando nuestra paz y nuestra familia. El mundo espiritual es real, y muchas de las luchas que enfrentamos tienen su origen allí.

La Biblia nos enseña a ser conscientes de estos ataques invisibles. En Mateo 17:15, el padre del joven atormentado le pide a Jesús: "Señor, ten misericordia de mi hijo, porque sufre terriblemente. A menudo cae al fuego o al agua". Esta súplica resalta el dolor que el joven experimentaba, no solo físico, sino también emocional y mental, causado por la influencia demoníaca que le susurraba pensamientos destructivos.

ORACIÓN

Padre celestial, te damos gracias por la vida y por el alimento que nos provees cada mañana. Hoy, te pedimos que nos des sensibilidad para comprender mejor el mundo espiritual que nos rodea. Ayúdanos a estar alertas a las manifestaciones de ese mundo invisible, para poder discernir lo que está ocurriendo en nuestro hogar y en la vida de nuestros seres queridos.

Te pedimos sabiduría para identificar cuando nuestros hijos o nuestros seres queridos están siendo atacados por pensamientos negativos o destructivos. Protege sus mentes y sus corazones de las voces que buscan hacerles daño. Sabemos que, en estos tiempos, muchos jóvenes están luchando con pensamientos de desesperación, consumiendo sustancias y tomando decisiones erróneas. Señor, ayúdanos a ser conscientes de estos peligros y a estar atentos a las necesidades emocionales de nuestras familias.

Si alguna puerta hemos abierto, consciente o inconscientemente, perdónanos, y sánanos de cualquier influencia maligna. Queremos ser libres de toda opresión espiritual. Te pedimos que protejas a nuestros hijos y los mantengas a salvo, cubriéndolos con tu paz y tu amor.

Gracias, Señor, por escucharnos, y oramos todo esto en el nombre poderoso de Jesús. 

Amén y amén.

¡Bendiciones!