Eclesiastés 11:5 (NTV) Así como no puedes entender el rumbo que toma el viento ni el misterio de cómo crece un bebecito en el vientre de su madre, tampoco puedes entender.

Muchas veces cerramos la puerta a recibir un milagro de parte de Dios porque creemos que es demasiado difícil, imposible o sin solución. Y, al pensar así, nos cerramos a la idea de que Dios pueda obrar en nuestra situación.

Esto puede pasar en cualquier área de la vida. Nuestro razonamiento humano nos lleva a decir: “esto es demasiado complicado, no hay forma de resolverlo.” Y en ese momento, descartamos de inmediato un milagro, la respuesta divina y la solución que Dios puede traer.

Cuando lo hacemos, nuestra fe sufre un “cortocircuito”. La desconectamos al afirmar: “esto es muy difícil, esto no puede pasar, Dios no lo va a resolver.” Y al cortar ese cable de la fe, impedimos que el milagro suceda. Lo único que permite que un milagro acontezca es mantener la fe hasta el final.

La Palabra dice: “Así como no entiendes el rumbo que toma el viento...” El viento puede soplar en una dirección y, de repente, girar hacia el lado opuesto. ¿Quién lo dirige? Solamente Dios.

Lo mismo sucede con el misterio de la vida en el vientre de una madre. Nadie entiende cómo se forman los huesos, cómo aparece el cabello o cómo el bebé crece. Es un misterio, y así son también las maneras de obrar de Dios.

Entonces, ¿por qué descartar un milagro solo porque no sabemos cómo sucederá? No necesitamos la lógica ni una explicación humana. La fe no se apoya en números, posibilidades o estadísticas. La fe se apoya en un Dios que obra de maneras misteriosas.

Dios puede actuar en cualquier momento. Así como abrió el Mar Rojo en el último instante para que el pueblo de Israel pasara en seco, también puede responder a tu necesidad de manera inesperada.

Por eso este devocional se llama “No lo descartes todavía.” No cierres la puerta antes de tiempo. Quizás Dios permite que llegues al límite, como el pueblo frente al mar con el ejército de Faraón detrás, para mostrar Su gloria. No es para hacerte sufrir, sino para que reconozcas que la única salida vino de Él.

Él es el que cambia la dirección del viento, el que forma al bebé en el vientre, el que te guarda de un accidente, el que provee cuando los números no dan. Él permite esas pruebas para que lo reconozcas, le des gloria y entiendas que sus caminos son misteriosos, pero seguros.

Así que no descartes el milagro. Aunque no sepas cómo ni cuándo sucederá, confía en que Dios puede obrar en cualquier momento.

“Así como no puedes entender el rumbo que toma el viento ni el misterio de cómo crece un bebé en el vientre de su madre, tampoco puedes entender cómo actúa Dios, quien hace todas las cosas.” (Eclesiastés 11:5)

ORACIÓN

Padre Celestial, en el nombre de Jesús, te agradecemos por la oportunidad de recibir tu Palabra. Hoy creemos que no debemos descartar la posibilidad de un milagro, aun en el último minuto.

Perdónanos porque muchas veces te hemos descartado al analizar todo con lógica humana. Hemos pensado que no hay solución para la enfermedad, que las finanzas no alcanzan, o que el matrimonio ya no tiene esperanza. Pero hoy reconocemos que tus caminos son misteriosos y más altos que los nuestros.

Señor, fortalece la fe de cada persona que lee este devocional. Si alguien ya te había descartado en su necesidad, oro para que vuelva a mirarte con esperanza. Que su fe se mantenga firme y que pueda ver tu gloria manifestarse aun en lo imposible.

Respáldales, Señor. Muéstrales que tú te glorificas en los problemas más difíciles y que aquello que para el hombre es imposible, tú lo haces posible.

Hoy declaramos que no te descartamos, que creemos en ti y en tu poder. Clamamos a ti en el nombre de Jesús. 

Amén y amén.

¡Bendiciones!