𝑫𝑬𝑽𝑶𝑪𝑰𝑶𝑵𝑨𝑳: A SU SEMEJANZA

1 Juan 3:2 NTV

Escrito esta: Queridos amigos, ya somos hijos de Dios, pero Él todavía no nos ha mostrado lo que seremos cuando Cristo venga; pero sí sabemos que seremos como Él, porque lo veremos tal como Él es.

Ahora, cuando nosotros nos referimos a hacer a la semejanza de Jesús, estamos hablando de, el carácter, no estamos hablando físicamente, si no estamos hablando de las características que Él tiene estarán reflejadas en nosotros. En otras palabras, si Él es Dios de amor y una de sus principales características es la pureza del amor; en ese momento nosotros tendremos y llegaremos al nivel del amor puro como está en Él.

A lo largo de la Biblia se nos enseña que esa es la voluntad de Dios, ese es uno de los principales objetivos que Dios tiene con nuestras vidas, encontrarnos cuando estamos destruidos, encontrarnos cuando estamos quebrados, encontrarnos cuando estamos deformados, destruidos totalmente, encontrarnos ahí en ese momento.

Él toma nuevamente como buen alfarero el barro y lo vuelve a deshacer, le vuelve a dar forma, lo vuelve a transformar; Y en la voluntad de Dios que está expresada en la Biblia, se nos dice que la intención que Él tiene es la de darnos molde nuevamente, volvernos a formar, para que lleguemos a ser semejantes a Él.

Ahora la pregunta que te hago es, ¿qué tanto te estás acercando? A parecerte al Señor Jesucristo si ni siquiera sabes cuál es su carácter, y si no has leído la Biblia, no vas a entender cómo es el carácter del Señor Jesucristo. Pero nosotros tenemos que reflejar la forma de Él, el carácter de Él tiene que verse reflejado en nuestra vida; cuando nosotros nos encontramos ante una dificultad, ¿cómo reaccionamos?, ¿reaccionamos como él lo haría?, ¿reaccionamos como Él nos enseñó o nos puso el ejemplo o el modelo?

Por ejemplo, vamos a hablar acerca de la traición, el dolor, el sufrimiento o el castigo; cuando Él estaba en la cruz, mientras le colgaban las manos en el madero, mientras le traspasaba las manos, ¿cuál fue la reacción que él tuvo? Bueno, no es tan difícil saberlo, aún en las películas nos lo han mostrado, Él gritaba de dolor, pero a las personas que le crucificaron y le traspasaban, ni siquiera una maldición habló en contra de ellos.

Por el contrario, basado en su amor, gritó al cielo y exclamó una oración donde decía Señor, perdónalos, porque no saben lo que hacen. La pregunta que te hago, ¿reaccionas de esa forma cuando alguien te daña?, e ofende, te lastima, hace algo que te duele tanto, como cuando traspasaban las manos de Jesús. Es tu oración por ellos, al cielo elevada diciendo Señor, perdónalos, no saben lo que hacen, muéstrales tu amor, bendíceles.

¿Es esa la reacción? o ¿reaccionamos con deseos de venganza?, ¿reaccionamos con odio?, ¿reaccionamos con el deseo de ver, que algo malo le suceda a esa persona?

La voluntad de Dios que está escrita en la Biblia, es que nosotros logremos llegar a ser a la semejanza del Señor Jesucristo. Seremos semejantes a Él… Y algo de lo que he notado, que nos impide, llegar a cumplir esa voluntad que Dios tiene de convertirnos en seres igual a Él o semejantes de carácter a Él, todos esos golpes de la vida, todas esas traiciones o todo ese dolor sufrimiento que fue causado la gran mayoría de las veces por los más cercanos a nosotros.

Esa traición de papá, ese castigo brutal que nos dio cuando éramos pequeños y que nos dejó marcados, que todavía los recordamos.

En alguna ocasión, una señora me contaba que la manera en que la castigaba su padre cuando ella no quería hacer caso, cuando ella no quería colaborar con las tareas de la casa, era amarrarla en un árbol y la castigaba con ramas y le golpeaba; ella contó con lágrimas en sus ojos, que incluso tomó el padre un machete en la mano y le dio en la cabeza y la dejó herida y la dejó sangrando.

Esa herida se sanó la herida de la cabeza, esa herida dejó de sangrar, pero la herida emocional, estaba abierta. Aunque esta señora tenía 45 años de edad, está herida seguía sangrando por dentro, este dolor la seguía manteniendo atada al resentimiento, no quería ver a su padre, no quería hablar con él, por años, no quería ni siquiera dirigirse a él, ni siquiera por teléfono.

Dios sabía que teníamos tanta necesidad de parecernos a Él, pero al mismo tiempo sabía que teníamos tantas heridas, y por esas razones fue que dijo que él vino a sanar, a los quebrantados de corazón. Porque una vez que sana el quebrantamiento del corazón, esas heridas emocionales internas, una vez que logra sanarlo, entonces podemos despegar para empezar a parecernos a lo que es la imagen de él, a reflejar su carácter, a reflejar su amor, a reflejar la paz.

Cuando tú ves en una persona tanta paz, cuando ves, en una persona tanto gozo, cuando tú ves en una persona tanta fe. Todas estas son características de los frutos del Espíritu Santo, amor, paz, benignidad, bondad, paciencia, fe, dominio propio, mansedumbre.

Cuando tú ves este carácter reflejado en una persona, es porque esta persona ya pasó por un proceso de sanidad; no es que esta persona no le haya ido mal en la vida, no es que esta persona no la haya, no se le haya complicado cualquier situación, como a todo mundo, se nos complica. Lo que pasa es que esta persona ya fue sana del corazón, ya pasó por su proceso de sanidad.

La pregunta directa es contigo, que me estas leyendo y es la siguiente: ¿Ya pasaste por un proceso de sanidad?, ¿ya Dios obró en tu vida, de manera que esas heridas internas han dejado de sangrar?, ¿están ya sanadas? O todavía tienes resentimiento contra la madre que te abandonó, todavía tienes resentimiento contra el hermano que te defraudó, contra la persona que te pidió dinero prestado y nunca más te quiso pagar, aún tienes resentimiento, dolor, amargura con el maestro que te exhibió, que te avergonzó, o ese compañero de escuela, que te hacía bullying, que te avergonzaba enfrente de todo mundo.

Si todavía eso está en tu interior, si todavía hay esos recuerdos y no solamente que son los recuerdos, sino que todavía te sigue afectando. Te digo que, la solución está en el Señor Jesucristo, sanarte a ti mismo. Te decimos cómo la sanidad interna va a lograr hacer que empieces a despegar para que te empieces a parecer más a Jesús y para que las personas puedan ver en ti el reflejo, la luz y el brillo del Señor Jesucristo.

Del cero al 10, ¿qué número estás de parecerte a Él?, siendo 10 total parecido a Dios, podrías estar por lo menos en un 9, en un 8 ¿cuánto te evalúas, te calificas?, ¿cuánto te pareces a Él? Sé sincero, piensa en tu última reacción cuando estabas enojado, piensa en tu última reacción cuando te dieron una mala noticia, piensa en la última reacción que tuviste cuando a nivel matrimonial no encontraron un acuerdo, se exaltaron y comenzaron a gritarse o a maltratar e incluso.

ORACIÓN

Padre, en el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret, hoy te damos las gracias porque tú palabra nos muestra el camino que debemos de tomar. Y ¿sabes Dios? por mucho tiempo nos enseñaron que la semejanza a ti tendría que ver con nuestra vestimenta, nos enseñaron que si nos vestíamos decentemente, con una corbata y con una camisa de manga larga nos pareceríamos más a ti.

Señor, ¡cuán equivocado mensaje nos dieron! porque la vestimenta no puede cambiar nuestro corazón, la vestimenta no puede hacer que brille nuestro rostro, la vestimenta no puede hacer que el gozo se pueda transmitir a través de nuestro rostro o nuestra sonrisa, la vestimenta no puede hacer que la paz que refleja nuestro rostro y el brillo que hay en él, pueda ser transmitido a otras personas.

Señor, queremos ser como tú, queremos ser semejantes a Ti, pero para eso hemos entendido que es necesario que tú puedas venir a reparar nuestro corazón.

Hoy, presentamos nuestro corazón en tus manos para que lo repares, para que vengas a sanar al quebrantados de corazón. Y desde ahora yo te presento los nombres de cada una de las personas que ya se registraron para este proceso de sanidad, que ellos puedan encontrar sanidad total y libertad total en tus manos los pongo Señor, en el nombre de Jesucristo de Nazaret.

Amen y amen.

¡Bendiciones!

𝑫𝑬𝑽𝑶𝑪𝑰𝑶𝑵𝑨𝑳: A SU SEMEJANZA

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