Alfa 103.9FM
Una Señal Celestial

𝑫𝑬𝑽𝑶𝑪𝑰𝑶𝑵𝑨𝑳: BANCARROTA ESPIRITUAL

Mateo 5:3 NTV
 
Dios bendice a los que son pobres en espíritu y se dan cuenta de la necesidad que tienen de Él, porque el reino del cielo les pertenece.
 
De alguna manera este sermón del monte, como se le llama las bienaventuranzas, muy pocas veces ha sido entendido y en el devocional del día de hoy, quiero compartir específicamente acerca de este versículo, ¿quiénes son esos pobres en espíritu? Son los que están en bancarrota espiritual, ¿qué es la bancarrota espiritual?, pero déjame explicarte para que entiendas un poquito más. 
 
La mayoría de las personas se equivocan al momento de acercarse a Dios, en algún punto pensamos que podemos estar cerca de Dios por lo buenos que somos, por las buenas acciones que tenemos, por el buen corazón que nos caracteriza o nos identifica, por las bondades que podemos practicar, por los favores que podemos hacer a los demás.
 
Y ahí, algunas personas empiezan a ejercer obras de caridad, tratando de agradar a Dios o pensando que si practican obras de caridad estarán todavía más cerca de Dios. No puede haber pensamiento más erróneo y equivocado que ese, no son las personas que son buenos los que están cerca de Dios, no son los que gastan parte de sus ingresos y su dinero en obras de caridad, los que están más cerca de Dios, no son aquellas personas que dicen: – Yo, yo no me equivoco, yo no fallo, yo no cometo errores.
 
Esas personas a veces con ese tipo de oraciones de, Señor, yo no fallo, yo no me equivoco, yo te amo tanto, yo estoy contigo; esas personas son las que increíblemente están más lejos del corazón de Dios.
 
Es cuando nos damos cuenta que sin Él no somos nada, cuando descubrimos y nos acercamos con una súplica de ruego y le decimos Señor, he descubierto mi maldad, he descubierto que alejado de ti, soy muy perverso, he descubierto que te necesito, he descubierto que necesito tu perdón, he descubierto que necesito de tu ayuda, porque sin tu ayuda no soy capaz de lograr nada, sin tu favor no soy capaz de avanzar, sin tu gracia no soy capaz de crecer.
 
Los pobres en espíritu se han dado cuenta, han descubierto que es necesario reconocer nuestras fallas, es necesario reconocer nuestros errores. El deleite de Dios se recibe mediante la rendición cuando te has rendido totalmente, cuando te das cuenta que no puedes más, el primer paso al regocijo es una súplica de ayuda, es decir Señor, Dependo de ti, Señor, Sin ti no lo lograré. 
 
Esa súplica de ayuda que le hacemos a Dios es lo que Él quiere y es lo que a los que llama pobres en espíritu, cuando hemos hecho una confesión y decimos Señor, moralmente yo no soy calificable, por eso vengo a ti para rendirme, para reconocer que sin tu favor, que sin tu fuerza, no puedo hacer absolutamente nada, cuando reconocemos nuestra insuficiencia interior y decimos Señor, sin ti no lo voy a lograr, sin ti no voy a poder. 
 
Los que experimentan la presencia de Dios se han declarado en bancarrota espiritual, con los bolsillos rotos, espiritualmente vacíos. Cuando una persona dice: – Necesito de Dios, sin Él no soy nada, los pobres en espíritu, continuamente están cerca del corazón de Dios, pero por el contrario, el orgulloso y arrogante que continuamente dice yo, yo puedo, yo, yo hago el bien, yo no me equivoco, yo no fallo; Esas personas, ricos espiritualmente, están más alejados de Dios de lo que ellos se imaginan.
 
Solamente los pobres en espíritu, los que se han declarado en bancarrota espiritual, los que reconocen que nuestro interior sin la presencia de Dios es vana, es vacío nuestro interior, los que reconocen que nuestras fuerzas provienen de lo alto, provienen del cielo. Los que declaran bancarrota espiritual son los que están cerca del corazón de Dios y los que están cerca del corazón de Dios, son los que se les abren las puertas, son los que el favor de Dios no para en ellos, en sus vidas, no se detiene. 
 
Es hora de reconocer nuestra bancarrota espiritual, de reconocer que nuestros bolsillos están rotos, reconocer que sin Él no somos nada, reconocer que lo necesitamos, que queremos estar cerca de Él. 
 
Bancarrota espiritual, es cuando tú te declaras insuficiente, cuando tu declaras que necesitas su presencia todos los días y que cada mañana antes de salir de casa, reconoces y le dices -Señor, ven conmigo, porque sin ti no logro nada, sin ti no soy nada. ¿Qué te parece si oramos y le confesamos nuestra bancarrota espiritual? 
 
ORACIÓN
 
Padre, en el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret, en el día de hoy queremos darte las gracias por una oportunidad más que nos das. Aprendimos y entendimos que cuando sube a nosotros y a nuestro corazón el orgullo y la arrogancia de pensar y creer que somos autosuficientes, de pensar y creer que somos capaces por nosotros mismos, es ahí cuando empezamos a alejarnos de ti y tu presencia se empieza a alejar de nosotros.
 
Señor, entendimos que solamente los pobres en espíritu recibirán el Reino de los Cielos, y los pobres en espíritu son aquellos que han declarado bancarrota espiritual, aquellos que han declarado su insuficiencia, aquellos que han reconocido que solos, que solos no pueden, aquellos que han reconocido que solamente cuando tú estás en su interior, van a lograr muchas cosas; aquellos que han creído fielmente esa palabra que dice que el que permanece en ti y tú en él, ese llevará mucho fruto, pero el que está apartado de ti nada podrá hacer.

Hoy confesamos y declaramos bancarrota espiritual, hoy nos declaramos insuficientes por nosotros mismos, hoy declaramos que solamente con tu presencia en nuestro interior las puertas se abrirán, tu favor se desatará. Tendremos realizaciones, logros, alcances solamente con tu favor, solamente con tu presencia, solamente con la fuerza de tu Espíritu Santo, porque nuestra fuerza interior es insuficiente Dios. 
 
Declaramos bancarrota espiritual, porque solo el que declara bancarrota espiritual, tiene espacio para tu presencia, pero aquel que se considera bueno, aquel que se considera suficiente, aquel que se considera todo capaz, no tiene espacio para tu Espíritu Santo en su interior. Señor, que esta persona todos los días declare su bancarrota espiritual y por las mañanas te clame y te pida ayúdame, acompáñame, este día no lo haré y no lo lograré, si tú no vas conmigo.
 
Dios, gracias por tu palabra, gracias por esta enseñanza que nos das y gracias por revelarnos, Señor, lo que quisiste decir en aquel lugar hace más de 2000 años, rodeado de tantas personas.
 
Gracias Padre, en el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret oramos. 
 
Amén y amén. 

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