Con este título me refiero a esas ocasiones cuando pensamos que Dios nos mira como un ‘todo’, una manda o multitud de personas, sin embargo, la Biblia nos dice que el pastor conoce a sus ovejas, él las llama por su nombre, sabe quién es esa persona. 

Nosotros vemos multitudes, grandes grupos de personas, pero con Dios no es así, Él mira a cada rostro, a cada individuo, nos conoce a cada uno, porque entiende que cada uno tiene su propia historia,  y necesidades, conoce cada una de las dificultades que hemos enfrentado.

Debemos entender que, con Dios, más que un rebaño somos individuos, somos personas que tienen un valor específico en el corazón del Señor, es como esas madres de antaño que tenían 8 o 10 hijos, pero a todos los trataba por igual, además sabe cuál es la manera de acercarse a uno o al otro, así es Dios.

Debemos entender que nuestra relación con el Señor no es general, es individual, Él escribió nuestro futuro y el camino que vamos a recorrer. No debes tener una relación general con nuestro Padre, a partir de hoy tu trato con Él debe ser individual, y acercarse con confianza.

Recuerda que la Biblia dice que, el Señor sabe cuántos cabellos tienes en tu cabeza, y que no pasa nada en la tierra que Él no vea desde el cielo, no cae una hoja de un árbol sin que lo sepa, Dios lo tiene todo contado, conoce tu huella digital. 

Debemos confiar y decirle, ‘Señor hoy vengo a relacionarme contigo como un hijo individual, porque yo sé que tú me conoces de pies a cabeza’, quiero que tu relación con Dios empiece a ser personal y profunda. Cada hijo es distinto en los ojos del Señor 

Oración:

Padre Celestial, el día de hoy te damos las gracias, porque hiciste entender que cada uno de nosotros somos hijos distintos. Cada uno tiene su propia historia y tú la conoces. Señor, queremos hacer crecer nuestra relación conmigo, porque hemos entendido que es personal y profunda.

Dios amado, espero que a partir de ahora la relación que tenemos con las personas cambie, entendiendo que debe ser única y especial, además que nos conviene acercarnos a ti, porque Tú no conoces solamente nuestro pasado, también sabes de nuestro futuro. 

En el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret te damos gracias.

Amén y Amén.