En el día de hoy, en el cristianismo actual y moderno es algo de lo que se carece continuamente, las personas no entienden o no encuentran, es precisamente el entendimiento acerca de la presencia de Dios.

La presencia de Dios es real, está llena de amor y es completamente transformadora. Toma esa presencia de Dios, toma lo que está roto y lo restaura, acepta al que está perdido y lo conduce al lugar que le corresponde en el Padre; lo transporta a la posición que el Padre le ha dado.

La presencia de Dios calma el cansancio, trae luz a la oscuridad y derrama la lluvia refrescante del amor de Dios en las zonas más áridas y profundas de nuestra alma.

Lo que hace también la presencia de Dios, es aportar a tu vida el color a tu rostro que tanto necesitamos, le aporta a tu rostro la alegría, el contentamiento, el gozo, todo eso que el dinero, las amistades, la fama, las posesiones, eso que no te puede dar ninguna cosa existente en la tierra, te lo puede dar, la presencia real de Dios. Porque su presencia, en cambio, a todo lo demás que puedas lograr y tener aquí en la tierra, su presencia no es terrenal, es extra terrenal, es celestial.

Y eso, eso es lo que le aporta a tu vida, la diferencia lo hace totalmente diferente. Quiero que aprendas en el día de hoy que la presencia de Dios no solamente es real, sino que es profunda y esta crece cuando nosotros le buscamos continuamente y continuamente que Dios abra nuestros ojos y nuestros corazones para ver y sentir su cercanía de manera muy significativa. 

Lo hizo Dios en la antigüedad con los grandes hombres que se dispusieron para Él y que le buscaron. Yo sé que cuando hablamos de la presencia real de Dios, es algo que debemos de buscar y yo sé que tú dirás ‘bueno, es que ya no hay tiempo’, ‘es que hay que administrar mis redes sociales’, ‘hay que trabajar’, ‘atender mi negocio’, ‘atender a los hijos’, ‘atender a mi esposa’, ‘pagar los vehículos’ y tantas actividades que tenemos hoy en día corriendo desde que nos levantamos.

Seguramente tú me dirás, ‘hoy es muy difícil’, ‘hoy queda muy poco tiempo para buscar a Dios’. Pero quiero decirte que cada uno en su época ha tenido sus distracciones o distractores, Moisés también tenía que atender ovejas, tenía que atender una esposa, tenía hijos que atender, asumió las tareas diarias de todo ser humano y si bien es cierto, no tenía redes sociales, tenía muchas cosas en que estar ocupado o en qué distraerse.

Pero con todo y eso, encontró la manera oportuna, la forma, descubrió un método para acercarse a Dios. Y a lo mejor el método de Moisés, era un arbusto encendido, a lo mejor el método de Jacob era mediante sueños, recostando su cabeza sobre una roca y viendo subir y bajar ángeles en una escalera del cielo, a lo mejor el método de David era mientras tocaba el arpa, adoraba, cantaba y componía himnos, hacía descender la presencia de Dios.

La presencia de Dios es real, es sobrenatural y le aporta a tu vida esa sazón, ese color, vibra, como le quieras llamar, pero te hace especial, te convierte en una persona atractiva, te convierte en una persona interesante, se abren las puertas, todo te sale bien, las personas quieren estar cerca de ti, quieren sumarse a tu equipo y eso solamente lo puede hacer la presencia de Dios. 

El método mío, es leer la Biblia, encontrar ahí su presencia. Estos grandes hombres que yo te acabo de nombrar, pues digamos que no tenían una Biblia escrita y tuvieron que encontrar su método hoy; hoy no está complicado, hoy es cuestión de abrir la Biblia, leerla y encontrar la presencia real de nuestro Dios. Ese es el mejor método, invocarlo y pedirle que te acompañe.

Pero hay otra cosa también que es importante que deberías de contemplar como parte de tu método de tener cerca de ti la presencia de Dios y es Analiza tu corazón. Si tu corazón no puede ser portador de la presencia de Dios, sino que más bien está aportando enojo, iras, celos, envidias, avaricia. Si eso es lo que está aportando tu corazón, la presencia de Dios no puede estar ahí real y manifiesta.

Si bien es cierto, dice a dónde me iré de tu presencia, que no me puedo esconder de ella, si voy incluso y tiendo mi lecho en el abismo, aún tú estás ahí, aún en las profundidades de las tinieblas, aún en lo más bajo de mi humanidad, ahí está Dios, pero está ahí para rescatarte.

La pregunta que te hago, ¿está la presencia de Dios, la presencia real de Dios contigo? ¿Está aportándole color a tu vida? ¿Estás sazonando tu vida? ¿Te está dando luz?, ¿Se está haciendo que ilumines y que alumbres a los que te rodean? Importantísimo, ¿verdad? Vamos a orar y a pedirle a nuestro Creador que su presencia real esté con nosotros todos los días.

ORACIÓN

Padre, en el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret hoy quiero darte las gracias por esta oportunidad que nos has dado de aprender de tu Palabra, meditar en ella y entender, que no podemos huir de tu presencia ni escondernos de ella. 

Así que, como no podemos huir, ni alejarnos de ella, preferimos que esa presencia sea para bendición y no para corrección. Preferimos que esa presencia tuya a nuestro lado sea para darle color a nuestra vida, darle brillo a nuestra vida y no para que sea opacada tu presencia por lo que habita nuestro corazón el orgullo, la envidia, el enojo, los celos, la amargura.

Señor, te pido que todos estos sentimientos negativos, sean desarraigados totalmente de nuestra vida, de nuestro corazón, que no haya lugar para ellos y que solamente haya lugar para tu presencia real y manifiesta en nuestras vidas. Señor amado, hoy te doy las gracias por la oportunidad que nos das de tenerte cerca de nosotros, hoy te doy las gracias porque nos permites brillar, alumbrar y ser portadores de esa magnífica presencia.

Dios amado, acompaña a cada uno de las personas que nos están leyendo por medio de El Devocional, Señor, en su día, acompañarlos en su momento a momento, el que va a una corte, ayúdale y dale tu gracia y tu favor, el que va al hospital, a la clínica médica ayúdale y respalda le con tu presencia, el que va ahora mismo, a cerrar un trato ayúdale a que encuentre las mejores condiciones, y que dé ese trato pueda beneficiarse al máximo.

Padre, te doy las gracias en el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret. 

Amén y amén.