Isaías 64:8 (NTV) Y a pesar de todo, oh Señor, eres nuestro Padre; nosotros somos el barro y tú, el alfarero. Todos somos formados por tu mano.

En esta ocasión me refiero al cambio de cada uno de nosotros como individuos, así como va cambiando nuestra apariencia física desde que somos pequeños, asimismo es el cambio a nivel del alma y del espíritu, también deberíamos experimentar un crecimiento.

Por qué entonces las personas se quedan con frases como, por ejemplo: “yo soy así y qué”, “así nací, así soy y así moriré”, “el que le guste que me acepte”, estas son frases muy populares y nos las repetimos constantemente a nuestra mente y es un engaño total, tenemos que partir de que todo cambia o todo crece, todo está diseñado para eso, las plantas, los animales, los individuos, etc.

Así como todos nosotros pasamos por diferentes etapas de nuestra vida, también deberíamos de experimentar transformación y cambio, dejando a un lado esos pensamientos y sentimientos destructivos.

Estoy seguro de que todos los padres tratan de corregir cualquier mala acción de sus hijos o en su defecto, si hacen algo bien, lo aplauden y los felicitan, porque los están formando, y así como todos ustedes, Dios es nuestro Padre y nos sigue formado, sin importar si tenemos 20, 30, 50, 70 años o más.

El Señor le da forma a nuestro carácter, el problema está en que muchas personas se cierran al cambio o al trabajo transformador de Dios, diciendo “así soy”, es tan así que esas frases dan molestia, porque no es solo en el área espiritual, así son es su vida en general. 

Queridos, el cambio sí es posible, el cambio empieza desde la actitud, desde el corazón, reconociendo que Dios es nuestro Padre y Él es el alfarero que le da forma al barro, que somos nosotros, sus hijos.

ORACIÓN

Padre Celestial, en el día de hoy nos dirigimos a ti con esa afirmación que leímos de tu palabra.

Mi Dios, Tú eres nuestro padre y como padre nos das forma, nosotros somos masa y estamos dispuestos a la transformación que proviene de ti. Señor, renunciamos a esas frases o pensamientos que no nos dejan crecer espiritual y mentalmente.

En el nombre de Jesús.

Amén y amén.

¡Bendiciones!