𝑫𝑬𝑽𝑶𝑪𝑰𝑶𝑵𝑨𝑳: EL TATUAJE DE DIOS

Isaías 49:15 NTV

Escrito está: Jamás puede una madre olvidar a su hijo de pecho. Puede no sentir amor por el niño al que dio a luz, pero aún si eso fuera posible, yo no los olvidaría a ustedes.

Lo que la Biblia nos está diciendo y preguntando es ¿será que una madre puede olvidar el nombre del hijo al que le dio pecho?, yo lo he visto con mi esposa amamantando a cuatro de los hijos que Dios nos ha permitido tener. El último de ellos, Tommy. Las mujeres tienen una característica tan especial. Cuando ellas están amamantando, ellas acarician al bebé. Ellas le pasan la manita, les hacen “piojito” en la cabeza, le llaman por su nombre y le cantan.

La pregunta que Dios hace: ¿puede una madre olvidar el nombre de su hijo? Imagínense una madre que haya dado pecho, y que después se le olvide el nombre de su hijo y que diga: ¿quién era? Eso no existe, eso no es posible. Y sabes, muchas veces ustedes están desanimados, desalentados, desmotivados, precisamente porque piensan que Dios se olvidó de ustedes. Y eso no es así.

Dios nunca se olvida de ti cuando estás cansado. Él está ahí, levantándote para sacarte adelante cuando estás corriendo hacia una meta. Él está ahí en las gradas, aplaudiendo, diciéndote ¡Vamos, hijo, vamos, tú puedes, vamos, lo vas a lograr! Dios siempre está a la expectativa. Dios siempre está mirando todo lo que estás haciendo para fortalecerte, para ayudarte, para abrirte camino, abrirte puertas, para bendecirte, para favorecerte. Y muchas veces nosotros le pagamos con decir, es que Dios me ha olvidado, es que Él no se acuerda de mí, el que es que Él está ocupado.

La Biblia dice en Isaías 49:15 ¡Jamás! Puede una madre olvidar a su hijo de pecho, puede no sentir amor por el niño, el que dio a luz, pero aún si eso fuera posible, yo no los olvidaría a ustedes, dice Dios, mira he escrito tu nombre en las palmas de mis manos. Tienes que saber y entender que en las palmas de las manos de Dios está tatuado tu nombre, Él te recuerda en el calendario celestial, el día de tu cumpleaños está marcado y Dios lo celebra.

Eres importante, eres especial, eres único. Así que la próxima vez que te vuelvas a sentir solo, abandonado, desalentado y sin fuerzas. Tienes que recordar que tu nombre está tatuado en las manos de Dios. Eres especial para Él. Entonces tú puedes salir y tocar puertas de un empleo y decir sé que Dios me va a favorecer para tener un contrato, una alianza con una persona o un negocio y es decir, sé que Dios lo va a hacer por nosotros, porque Él piensa en ti, porque tu nombre está tatuado en sus manos.

Hay una sola regla para esto, y es Dios te recuerda porque te ama. Así que, tienes que demostrar y manifestar el amor que tienes hacia su nombre. Que nunca haya un desagradecimiento hacia Dios, sino que en tu corazón continuamente haya gratitud. Vamos a orar y a decirle al Señor, gracias por tenerme tatuado en las palmas de tus manos.

ORACIÓN

Padre, en el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret, en el día de hoy queremos darte las gracias por la oportunidad que nos das de leer tu palabra y aprender de ella. Reflexionar, Señor, y pensar en lo que has dejado escrito en la Biblia. Dios mío, nos hace crecer y nos hace avanzar. Alumbra nuestro sendero cuando todo está oscuro y no sabemos qué decisiones tomar. Sin embargo, hoy aprendimos, que somos tan importantes para ti que jamás nos olvidas.

Muchas veces nosotros hemos dicho ¿Por qué Dios me ha abandonado? ¿Por qué se ha olvidado Dios de mí? Sin embargo, hoy sabemos que en tus manos está escrito nuestro nombre nos llena de tantas fuerzas y aliento, nos da esperanza, nos permite atrevernos a ir por un contrato más, por un negocio más, una alianza más, hablamos en tu nombre sabiendo que nos vas a respaldar y favorecer.

Nos atrevernos a soñar y a creer que tú estás por nosotros y en favor de nosotros. Mi Dios, hoy te damos las gracias. Hoy, no queremos que haya ningún mal agradecimiento hacia ti, sino que todo lo contrario tengamos la certeza del amor que tú nos tienes y el favor que siempre derramas sobre nuestras vidas. Gracias Padre. Oramos en el nombre de Jesucristo de Nazaret.

Amén y amén.

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