Jesús habló de libertad, Él dijo que venía a traer libertad a los cautivos, pero de la libertad de la que habló es una libertad diferente.

Es de esa libertad que viene no por medio del poder, o de un decreto, no por medio de la espada de la pelea. Cuando nosotros somos sumisos, tenemos libertad, cuando nosotros pacífica y voluntariamente nos sometemos, nos rendimos a sus pies, encontramos esa libertad. 

No, es un es una libertad totalmente diferente; esta libertad no viene por medio del dominio, sino por medio de la rendición, cuando nos rendimos a Él, cuando decimos Señor, ‘me declaro en bancarrota espiritual’, es en donde yo me doy cuenta que no puedo por mí mismo, me di cuenta que mis fuerzas no sirven para mucho, que mis habilidades y talentos son buenos y te agradezco por ello Señor, pero que hoy los rindo a tus pies, hoy me rindo a ti, hoy me someto a tu señorío.

Entonces, es ahí cuando encontramos la verdadera libertad; Dios anhela liberar a cada uno de nosotros, a su pueblo, pero desea que su pueblo no sea esclavo de Él, sino que seamos hijos. Quiere que esos hijos estemos gobernados no por la ley, sino por el amor.

Que difícil ¿no? Cuando eres padre y le tienes que poner reglas a tus hijos, o le tienes que poner leyes a tus hijos donde le tienes que decir hijo, el teléfono después de las 10 de la noche ya no, pero qué diferente cuando tu hijo solito, voluntariamente se somete, se rinde y dice, ‘papi, ¿sabes? Yo sé que a ti no te agrada que uses el teléfono después de las 10 de la noche, mira aquí está el teléfono, voluntariamente lo rindo porque quiero estar bien contigo, porque quiero estar bien en la casa y no me quiero sentir como un esclavo que su padre le da órdenes’. 

Dios no quiere que estemos gobernados por la ley, sino por el amor, el Señor no quiere que seamos esclavos, sino que seamos hijos. Hemos sido liberados de nuestra propia culpa, de nuestro propio legalismo. Tenemos libertad para orar, libertad para amar a Dios desde nuestro corazón, hemos sido perdonados por el único que podría en realidad condenarnos, pero Él nos perdonó verdaderamente.

¿Qué significa estar gobernados por el amor? Significa que somos sus hijos y no sus esclavos, que es una relación, en donde al ser hijos tenemos libertad y tenemos su amor, pero yo siempre he dicho esto qué le voy a decir a usted ahora mismo; la relación que tenemos con Dios es igual o la manejamos casi siempre igual a la relación que tenemos con nuestra esposa o nuestro esposo.

De hecho, en la Biblia no es una, ni dos, ni tres ocasiones son muchas ocasiones en la que Dios compara la relación que Él tiene y quiere tener con su pueblo, como si fuera una mujer.

En el Antiguo Testamento de Israel se le conoce como la esposa de Dios. En el Nuevo Testamento a la iglesia se le conoce como la novia de Cristo; entonces en alguna ocasión Dios le dijo a Oseas, Oseas cásate con una prostituta, porque quiero hacerle ver a mi pueblo que así me siento, que me he casado con una prostituta. 

Que feo tener una relación de amor, de matrimonio, en donde no me siento esposo, no me siento esposa, no siento que me da mi lugar en donde no soy gobernado por la libertad ni por el amor, y Dios quiere que seamos gobernados por la libertad y por el amor.

Cuando llegamos y escalamos nuestra relación con Dios a ese nivel donde ya no somos esclavos, donde somos hijos, donde no somos gobernados por leyes, por mandatos, por obligación, sino que somos gobernados por el amor, por la libertad.

Cuando escalamos a esa relación con Dios, es la mejor relación que podamos tener y disfrutar. Si tú estás ahora mismo leyendo y te gobiernas como esclavo y no como hijo, te gobiernas por el miedo a que Dios te castigue y piensas, ‘ay no voy a hacer esto porque cuidado y Dios me castiga’. 

Sabes si tú estás pensando en una mujer ajena y dice, ‘ay no, no porque Dios me puede castigar’, si tú estás gobernando de esa manera, tarde o temprano vas a fallar, y vas a caer con esa mujer adúltera o esa mujer ajena porque te estás gobernando por el temor, el miedo, más que el temor a Dios es el miedo y nuestra relación con Dios, es una de libertad y de amor.

Yo no me acuesto con otra mujer, no, porque Dios se va a enojar, simplemente porque el amor de Dios sobrepasa y me llena, cualquier vacío y no tengo necesidad de sentirme más hombre al acostarme con otra mujer cualquiera. No tengo necesidad porque el amor de Dios rebosa mi corazón, una relación de amor, de libertad, no de esclavitud. 

ORACIÓN

Padre, en el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret, hoy quiero darte las gracias por la oportunidad que nos das de escuchar tu palabra y por este mensaje que nos has dado Señor. Donde nos hablas y nos dices que deseas que seamos gobernados por el amor y no por la fuerza, gobernados por el amor y no por la obligación, gobernados por la voluntad del amor y no por la fuerza de los mandamientos o de las leyes.

Dios mío, qué gran revelación nos has dado cuando nos relacionamos así contigo, de la misma manera podemos relacionarnos con nuestro esposo o nuestra esposa, pero si nuestra relación contigo, está cojeando, si nuestra relación contigo está débil señor, entonces seguramente nuestra relación con nuestro esposo o esposa estará también débil. 

Permíteme a mi padre entrenar estos matrimonios, Señor, para que se sigan sosteniendo firmes y para que sigan avanzando. Dios amado, hoy entrego en tus manos a cada persona que está que por medio de El Devocional.

Yo quiero orar por esos matrimonios, los tres tipos de matrimonios que hay, los que están en graves problemas, los que están sin problemas, pero tampoco avanzan y los que están con una relación matrimonial excepcional, linda, que han avanzado en sus procesos, que han crecido en su nivel de relacionarse, por todos esos tres tipos de matrimonio hoy oró, Señor, yo los bendigo y te pido que los tres de ellos entiendan la importancia de entrenarse para el matrimonio del mañana. 

Señor, en tus manos los entregó en el nombre de Jesucristo de Nazaret.

Amén y amén.