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Una Seรฑal Celestial

๐‘ซ๐‘ฌ๐‘ฝ๐‘ถ๐‘ช๐‘ฐ๐‘ถ๐‘ต๐‘จ๐‘ณ: INTERPRETAMOS SEGรšN SU APARIENCIA

Santiago 2:2 NTV
 
Por ejemplo, supongamos que alguien llega a su reunión[a] vestido con ropa elegante y joyas costosas y al mismo tiempo entra una persona pobre y con ropa sucia.
 
Si ustedes le dan un trato preferencial, a la persona rica y le dan un buen asiento, pero al pobre le dicen -Tú puedes quedarte de pie allá o bien sentarte en el piso. ¿Acaso esta discriminación no demuestra que sus juicios son guiados por malas intenciones? 
 
Nos dice la Palabra de Dios que nosotros no deberíamos de hacerlo de tal manera; ¿por qué razón? se los voy a decir, yo me he dado cuenta no solamente acá en los Estados Unidos, pero casi que en cualquier parte, hay un dicho muy popular que dice ‘como te ven, te tratan’. 
 
Y ese dicho tiene mucho sentido, tiene mucha razón cuando te dicen ‘como te ven, te tratan’, es verdad, las personas están acostumbradas a tratarte en cuanto a cómo te ven, a la interpretación que dan, de cómo te observan, cómo te miran, cómo te vistes, qué automóvil tienes, qué reloj, qué marca, qué celular y qué camisa, qué chamarra, qué zapatillas, qué bolsa tienes.
 
Esa es la forma en que regularmente nos interpretan; cuando la Palabra de Dios dice que nosotros no deberíamos de hacerlo como tal, sino que deberíamos de analizar a las personas según la intención del corazón, según el valor que cada uno de ellos y de ellas tiene.
 
Yo no estoy diciendo que seamos unas personas que no nos preparemos para los retos, desafíos y las atmósferas en las que nos desenvolvemos; nos toca a nosotros muchas veces tener que adaptarnos a ciertos lugares, circunstancias o ciertos oficios. 
 
Yo no voy a una reunión donde sé que va a tratarse un tema importante, donde sé que hay personalidades importantes, yo no voy a ir a esa reunión desalineado, yo no voy a ir a esa reunión de una manera en la que voy a atraer las miradas de las demás personas, pero de forma despectiva, de forma negativa, sino que todo lo contrario, voy a ir listo, voy a ir preparado porque, a la atmósfera a la que voy, y a las personas con las que voy a estar, pues son personas que de alguna manera acostumbradas a cierto estándar. 
 
Hace aproximadamente unos ocho meses atrás, tal vez poquito menos seis meses aproximadamente, me invitaron a una reunión; el alcalde de la ciudad de Lille Bus, tenía una reunión importante con altas personas del gobierno y gente de administración escolar, y tenían una propuesta para llevar un poco de enseñanza de programas after school en las escuelas y querían que las iglesias fueran parte de esos programas. 
 
Sabía que en esa reunión, por el lugar donde lo harían, era una reunión importante, era una reunión especial y teníamos que prepararnos con las vestimentas adecuadas, con la actitud adecuada, siendo y cuidando la puntualidad necesaria y todo lo que era importante guardar y cuidar porque a la atmósfera a la que íbamos, las personas con la que estaríamos tenían que ver reflejado en nosotros no solamente excelencia, profesionalismo, sino además también la luz que irradia y emana de nosotros el Señor Jesucristo. 
 
Con esto quiero decirles, que ese dicho tan popular que dice que ‘como te ven, te tratan’ deberíamos nosotros de tomarlo muy en cuenta, porque nosotros tenemos que irradiar luz, nosotros tenemos que ser unas personas atractivas, y cuando me refiero atractivo, no me refiero a lo bello, a lo lindo físicamente hablando, a lo bonito de la cara o del cuerpo; me refiero a ser atractivo con la actitud bonita con siempre estar con una sonrisa, con una alegría, siempre estar transmitiendo paz, transmitiendo seguridad y confianza en ti mismo y no tanto en ti mismo, confianza en que el Señor está contigo.
 
Así que en el día de hoy yo quiero decirles que, la forma en la que las personas te van a ver, a sí mismo te van a tratar, pero cuando te ven a ti o ven en ti el reflejo del Señor Jesucristo, las cualidades y características del Señor Jesucristo, los frutos del Señor Jesucristo en tu vida, entonces las puertas se te abrirán, entonces todo surgirá, se te darán nuevas oportunidades, se te abrirán puertas que necesitabas que se te abran.
 
Empieza a producir en tu interior o pídele al Espíritu Santo que produzca esos frutos del Espíritu Santo que son el amor, la paz, la bondad, la benignidad, la paciencia, la fe, la mansedumbre, el dominio propio. 
 
Entonces, ustedes empiezan a darse cuenta que las personas los miran, las personas los observan, o ustedes se convierten en modelos a seguir para las demás personas que les rodean.
 
La gente va a querer tener la paz que ustedes tienen, la gente va a querer tener la tranquilidad que ustedes sienten, la gente va a querer tener el amor que ustedes tienen por los demás. El Señor Jesucristo, vive en nuestro interior y eso, eso debemos de reflejarlo en nuestro exterior. 
 
ORACIÓN 
 
Padre en el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret, hoy quiero darte las gracias por la oportunidad que nos has dado de compartir la palabra. Señor hemos aprendido que en nosotros está la oportunidad de impactar la vida de otros sin siquiera nombrarles la Biblia o abrirles el libro y mostrarles algún versículo.
 
Sino que nuestra vida es testimonio, nuestra vida es un libro abierto, nuestra vida la están leyendo las personas, nuestras actitudes, nuestra manera de ser, de comportarnos, de vestirnos, nuestras alegrías, nuestra paz, seguridad, confianza, tranquilidad, está siendo leída por las personas que nos rodean, por las personas que nos encontramos.
 
Pero lo mismo sucede, Señor, cuando ellos leen o interpretan en nosotros la inseguridad, el temor, la falta de paciencia, la falta de amor. Señor, hoy por esa razón queremos pedirte que los frutos de tu Espíritu Santo empiecen a invadir nuestro interior, que empiecen a crecer como crece la vegetación en esta temporada, a crecer en nuestro interior esos frutos y llenen nuestro ser completo de amor por los demás, de paz en medio de las dificultades, de paciencia en medio de nuestra desesperación, de bondad en medio de tanta maldad que vivimos hoy en día.
 
Señor amado, hoy entregamos nuestra vida en tus manos pidiéndote que nos des de todo esto, porque está en ti, y si tú estás en nosotros, debería de ser manifestado en nuestro exterior. 
 
Gracias te damos Padre en el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret. 
 
Amén y amén. 

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