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Una Señal Celestial

𝑫𝑬𝑽𝑶𝑪𝑰𝑶𝑵𝑨𝑳: SOLEDAD CON PROPÓSITO

Mateo 6:6 NTV
 
Pero tú, cuando ores, apártate a solas, cierra la puerta detrás de ti y ora a tu Padre en privado. Entonces, tu Padre, quien todo lo ve, te recompensará.
 
Cuando hablamos de soledad, en muchas ocasiones pensamos que tiene una connotación negativa, tiene un significado difícil, complicado, pero no es siempre de esa manera.
 
Si a la soledad le sabemos encontrar el propósito, vamos a sacar mucha ventaja de esa soledad; y cuando hablamos de soledad con propósito, estoy hablando de ser intencionales, de alejarte intencionalmente, aislarte de todo un mundo intencionalmente y pasar tiempo a solas intencionalmente.
 
¿Por qué razón? Pues imagínate que estamos viviendo en un mundo tan acelerado, tan ajetreado, tan intercomunicado; que hoy no solamente tenemos nuestras responsabilidades como padres, madres o familia, sino que además tenemos nuestras responsabilidades como trabajadores, en nuestra compañía en donde nos desenvolvemos y damos nuestros dones, servicios y talentos al servicio de esta humanidad en nuestro trabajo.
 
Pero también tenemos la comunicación tecnológica, donde estamos comunicados por medio de nuestro e-mail, de nuestros mensajes de texto, mensajes de WhatsApp y redes sociales, estamos intercomunicadores con todo mundo. 
 
Entonces, ¿qué sucede?, que hoy en día la soledad se convierte en un lujo y el que tiene esa oportunidad de aislarse y ponerse a solas, desconectándose de todo mundo y de todo tipo de aparato, eso se convierte ya en un lujo, ya no hay muchas personas que puedan hacer eso y o que quieran hacerlo intencionalmente.
 
¿Cómo las personas van a poder sentir la presencia de Dios si no se aíslan? Si en nuestra mente hay una lucha interior por miles de voces que nos hablan, y esa pelea es como cuando en un río de pirañas pones un pedazo de carne; las pirañas vienen inmediatamente a despedazar esa carne, así está nuestra cabeza, un mundo de pirañas peleando por nuestra atención.
 
Las necesidades que tenemos que cumplir, nuestros hijos hablándonos, las responsabilidades del trabajo, las responsabilidades como padre, las responsabilidades por todos lados nos abruma. Esa pelea interior, donde estamos tratando de lidiar y sacar adelante las situaciones que se nos enfrentan o que tenemos que resolver como obstáculos y dificultades. 
 
¿Cómo no vamos a sentir lejano a Dios?, cómo no vamos a decirle, -Dios estás tan lejos, te siento tan lejos. Pues cómo no, sino lo sentimos cerca porque no le damos oportunidad a que nos hable, no nos damos la oportunidad de pasar tiempo con Él, pasamos más tiempo con nuestro celular, pasamos más tiempo en nuestro trabajo, pasamos más tiempo tratando de resolver la vida, esforzándonos para sacar adelante nuestras complicaciones. 
 
Cuando se trataba de oración, yo creo que el Señor Jesucristo no pudo dar un mejor método, una mejor manera de hacerlo, y lo hizo súper claro, súper sencillo. “Cuando ores al Padre, metete a tu lugar secreto y privado y cierra tras de ti la puerta”… Pero cuando se refiere a cerrar la puerta tras de ti, no solamente es que personas no vengan, sino que no venga tu celular, no vengan los aparatos, no venga a tu mente todas esas voces. 
 
La soledad debe de ser con un propósito; aíslate, métete en privado con tu padre, habla con Él, dile lo que te está pasando, entonces lo sentirás cerca, entonces podrás ser inspirado por Él, Él te dará ideas, Él te dará formas, Él te abrirá caminos, Él promete una sola cosa si tú buscas tener soledad con propósito. 
 
Así que, esta situación de la soledad tiene que ser con intención. Yo me aíslo, yo busco un tiempo de mi día, yo me levanto una mañana temprano antes que despierten mis hijos para ir a la escuela y cuando me levanto temprano a solas, lo primero que veo es la palabra de mi padre y me aíslo; pienso en Él, hablo con Él, encomiendo mi día a Él bendigo mi hogar, bendigo mi familia, bendigo mi día, hago planes y después de 10 minutos de estar a solas con mi padre, entonces despierto mis hijos para que se alisten, para irse a la escuela.
 
Con eso les quiero hacer ver que el aislarte, el estar disfrutando de esa soledad con propósito, no demanda de tanto de nuestro tiempo. 10 minutos es suficiente; ¿se te hace mucho 10 minutos? Mejor es 5 minutos que nada, 5 minutos en la presencia del Padre, tienen un poder impresionante por el resto de tu día. 
 
No te estoy mandando a que hagas las prácticas de los monjes tibetanos, te mando a que practiques lo que el Señor Jesucristo dijo cuando escribió en Mateo 6:6 Pero tú, cuando ores, apártate a solas, cierra la puerta detrás de ti y ora a tu Padre en privado. Entonces, tu Padre, quien todo lo ve, te recompensará.
 
Cierra la puerta y deja solamente la puerta de acceso para ti y para tu padre, cierra la puerta tras de ti y ora a tu padre en privado. Entonces tu padre, quien todo lo ve, dice la Biblia, te recompensará.
 
ORACIÓN
 
Padre, en el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret, hoy quiero darte las gracias por la oportunidad que nos das de estar aquí, hablando de ti, hablando de tu Palabra y hablando de las enseñanzas que nos dejaste. 
 
Dios, gracias por permitirnos dejar esa puerta abierta, para que nosotros pudiéramos entrar a solas contigo. Hoy aprendimos que la soledad tiene que ser con un propósito, y es el propósito de cerrar la puerta detrás de nosotros a todo mundo.
 
Cerrar la puerta de nuestros pensamientos a esas pirañas de voces, que nos hablan interiormente buscando nuestra atención. Cerrarles la puerta para dejártela solamente a ti y que podamos estar en privado, en secreto, tú y nosotros.
 
Señor, que cada persona que practique esto que tú enseñaste, vea el fruto, el resultado, como dice tu Palabra, la recompensa que tú tienes para cada uno de ellos. 
 
Señor, los bendigo y te doy gracias por las fuerzas que nos das cada día. En el nombre de Jesucristo de Nazaret oramos 
 
Amén y amén. 

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