Mateo 14:30 (NTV) Pero cuando vio el fuerte viento y las olas, se aterrorizó y comenzó a hundirse. —¡Sálvame, Señor!—gritó.

Quiero que reflexionemos un poquito sobre este pasaje que le tocó vivir al apóstol Pedro, un hombre muy cercano a Jesús, un hombre que conoció de primera mano todos los milagros, promesas, maravillas que el Señor hizo estando aquí en la tierra.

Este hombre, tenía muchas cualidades y deficiencias en su carácter y, sin embargo, estaba muy cerca de Jesús, pero aún estando cerca de Él, lo que le tocó vivir es algo sobrenatural, algo que nunca había visto, ni mucho menos lo hubiese imaginado.

Era de noche y Pedro estaba en una barca, en pleno mar y viene acercándose Jesús, caminando sobre el agua, al principio creyeron que era un fantasma, una aparición o era parte de su imaginación, así que, cuando comprobaron que verdaderamente era Jesús, Pedro le dijo: “permite que yo también camine sobre las aguas” y Jesús le dijo: “ven, sal de la barca”, y Pedro empezó a caminar.

Sin embargo, dice la Biblia que Pedro vio las condiciones y empezó a hundirse, y tú te preguntarás, ¿qué sucedió con él? ¿Qué fue eso que primero le permitió caminar, pero después se empezó a sumergir? Podríamos decir que, la fe determinante que tenía le ayudó a caminar, pero el temor, que es lo contrario a la fe, fue lo que hizo que él se empezará a sumergir; Con todo y que estaba tan cerca de Jesús, él reconoció su necesidad y le dijo: “sálvame, Señor”.

Hay algo que debes saber y tienes que reconocer, el hecho de estar cerca de Jesús, no quiere decir que no vamos a necesitar su ayuda, muchas personas cometen ese error, se confían demasiado, creen que están lo suficientemente cerca de Él, como para no necesitar su ayuda, pero el apóstol Pedro lo probó y lo comprobó, aunque estaba tan cerca de Jesús, necesitaba de Él y de su ayuda.

“Te necesito”, es una afirmación de todos los días, es algo que tenemos que reconocer, que, aunque estemos cerca del Señor, lo seguimos necesitando, que, aunque estemos cerca de Él, soplarán vientos, se levantarán olas, se complicarán la salud en algún momento, una relación matrimonial, un negocio y cuando llega el temor nos paralizaremos y es ahí cuando tenemos que reconocer que, aunque estemos cerca de Jesús, hay que aprender a reconocer que necesitamos de Él.

Si tú en este momento crees que estás muy cerca del Señor, tienes que comprender que eso no te hace exento de los problemas, eso no quiere decir que ya debes estar confiado, debes tener humildad y reconocer que siempre necesitas de Dios.

ORACIÓN

Padre Celestial, en el nombre de Jesús de Nazaret, hoy reconocemos que te necesitamos, mi Dios, mientras más cerca de ti estamos, más sencillos y humildes debemos de ser y reconocer que te necesitamos, no queremos convertirnos en esas personas orgullosas y arrogantes.

Señor, guárdanos de ser de esos y permítenos reconocer que te necesitamos, ayer, hoy y siempre, Tú eres la necesidad de todos los días y por eso oramos.

En el nombre de Jesús.

Amén y amén.

¡Bendiciones!