Hay una historia que te quiero contar. Cuando el Señor decidió inundar la tierra con el diluvio, y después de cuarenta días y cuarenta noches con lluvia y hasta 150 días de agua, flotando todo e  inundando todo alrededor de la tierra, bajó finalmente el arca y Dios le prometió a Noé que nunca más, volvería a inundar la tierra, nunca más la castigaría con ese juicio. 

¿Por qué razón? Imagínate que Dios le estaba dando la orden a Noé, de que vaya a poblar nuevamente la tierra, era como un reinicio donde solamente había ocho personas que se habían salvado, y ahora Dios le decía llenen y multipliquen la tierra, lo que tenía que haber hecho Adán y Eva, pero debido al fracaso, se reinicia y ahora la orden se la da a Noé.

Quiero que pienses por un momento en Noé, que vio la tierra ser destruida por medio de la lluvia y su única salvación o seguridad era el arca. Imagínate que ya Dios le dice vete y llena la tierra y a los diez o quince días de irse alejando del arca, empiece a llover ¿Cuál es la reacción natural o inmediata de un hombre que acaba de ver, que la lluvia fue destruida con la lluvia? Vámonos de regreso al arca ¿por qué? Porque es mi salvación, es mi seguridad. 

Seguramente dos o tres ocasiones Noé se regresó corriendo y no podía cumplir con el llamado de Dios de poblar la tierra y llenarla, por esa razón es que Dios no solamente le tuvo que dar su palabra, sino que también le tuvo que dar una señal que pudiera mirar con los ojos. 

Es por eso que, la fe tiene dudas. Dios nos da una palabra, pero queremos verlo con nuestros ojos y por eso Dios le da como señal el arco y le dice –Mira Noé, no tengas miedo, cada que veas ese arco es una señal de que no inundará la tierra nuevamente, ni la castigaré por juicio de agua; así que vete y llena la tierra, cree a mi palabra.

Te voy a decir que es fe, los ojos naturales ven al león que acecha, pero la fe, ve al ángel que resguarda a Daniel en ese foso de los leones.

Los ojos naturales ven al león, la fe ve al ángel, los ojos ven tormentas, la fe ve el arcoíris de Noé, los ojos ven gigantes, la fe ve la tierra prometida. Tus ojos ven tus culpas, tus faltas, tus errores, pero tu fe ve la sangre que te limpie, que te purifica, ve a tu Salvador, que te salva, que te lava.

Sus ojos se miran al espejo y ven a un pecador, ven a un fracasado, ven a una persona que no puede cumplir sus pactos, sus promesas. Pero por fe, miras el espejo y te ves como el hijo pródigo, bien vestido que lleva el anillo de la gracia en el dedo y el beso de su padre en el rostro y que le dice Bienvenido, hijo mío, te he estado esperando por mucho tiempo.

¿Por qué tiene dudas la fe?La fe tiene dudas porque quiere ver con los ojos naturales, los ojos del rostro. Pero Dios te llamó a vivir una vida en fe, y no en vista. Nosotros no podemos andar por lo que vemos, nosotros debemos de vivir conforme a lo que creemos y tienes que creer que eres salvo, tienes que creer que eres hijo de Dios, tienes que creer que tienes dones, habilidades, talentos, tienes que creer que Él tiene un plan para tu vida, aunque no lo veas, aunque en el espejo veas a la persona harapienta, la persona pecadora, la persona mentirosa, aunque en el espejo veas a la persona descuidada.

Tus ojos de la fe tienen que aprender a ver al hijo que fue recién vestido, con un anillo de gracia, con el beso del Padre, el abrazo de recibimiento. Activa tu fe, yo necesito que tú te levantes, yo necesito que tú creas, yo necesito que tú cierres tus ojos naturales y que puedas ver por medio de los ojos de la fe.

Solamente así podrás creer que las puertas se te van a abrir, solamente así podrás creer que la próxima venta será más fácil, que el próximo contrato te lo firmará, que la próxima construcción te la entregarán a ti, que el próximo contrato de limpieza del edificio de las oficinas, que te producirá mensualmente 6000 dólares, te pertenece a ti. 

Vamos, activa la fe. ¿Por qué duda la fe? Porque la fe quiere mirar, no esperes a mirar; camina activado en la confianza de que sucederá y Dios te respalda. 

ORACIÓN

Padre, en el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret. Hoy quiero darte las gracias por esta bendita palabra que nos has dado. Señor, espero que los corazones se levanten y se activen en esta hora en el nombre de Jesús.

Que las ataduras, los pesos, los sacos pesados que van sobre las espaldas de estas personas, deteniéndose, estancandose y limitándose en su fracaso; hoy se caigan en el nombre de Jesús. 

Que estos ojos que solamente saben ver lo negativo, empiecen a dar paso a la fe, a la vista por medio de la fe y no por los ojos naturales. Señor, que esta persona se mire avanzando, creciendo, triunfando, teniendo una mejor familia.

Dios, bendigo a cada persona que está por medio de El Devocional leyendo el mensaje de tu palabra, pero especialmente aquella persona que hoy se determina y dice: -Mi vida a partir de hoy será diferente, a partir de hoy caminaré en fe y no por vista. No tendrá más dudas mi fe. 

Señor, en tus manos entrego a esta persona pidiéndote que hagas una cirugía en el corazón para que puedan finalmente aceptar lo que tu Palabra dice. Señor, gracias por tu palabra. 

En el nombre de Jesucristo de Nazaret oramos.

Amén y amén.