Filipenses 2:27 (NTV) Es cierto que estuvo enfermo e incluso a punto de morir; pero Dios tuvo misericordia de él, como también la tuvo de mí, para que yo no tuviera una tristeza tras otra.

A pesar de las circunstancias, lo que Pablo vivió puede enseñarnos cómo enfrentar nuestras propias tristezas. En medio de su encarcelamiento, Pablo escribió muchas de las cartas que hoy conforman el Nuevo Testamento.

En su carta a los Filipenses, menciona a su amigo Epafrodito, quien arriesgó su vida para llevarle ayuda mientras estaba en prisión. Epafrodito enfermó gravemente y casi muere, pero Dios tuvo misericordia de ambos. Pablo, ya en una situación difícil, expresó su alivio de no tener que enfrentar otra tristeza más. 

Es aquí donde podemos aprender algo valioso: la vida muchas veces nos presenta una tristeza tras otra, lo que solemos llamar "llover sobre mojado". Pero, así como él confió en Dios, debemos nosotros también confiar que lo que hoy nos causa dolor, el Señor lo usará para nuestro bien.

Cuando enfrentamos varias tristezas, el desafío es poner nuestra confianza total en Dios. Pablo mismo afirmó que todo lo que había ganado en la vida lo consideraba basura comparado con su relación con Cristo. Él entendió que, aunque el dolor es real y profundo, Dios tiene el control y está obrando en medio de nuestra situación.

Querido, lo que hoy ves como una tristeza, Él lo puede convertir en una bendición. Pablo no sabía que, en medio de su encarcelamiento, estaba escribiendo las palabras que cambiarían vidas por generaciones. De la misma manera, Dios puede usar tu dolor para sacar lo mejor de ti y llevarte a un nuevo nivel espiritual. No te desesperes en medio de tus pruebas; pon tu confianza en Dios, sabiendo que está contigo y que todo obra para bien.

ORACIÓN

Padre celestial,gracias por mostrarnos que incluso personas como el apóstol Pablo enfrentaron tristeza, pero también encontraron en ti la fortaleza para seguir adelante. Te pedimos que nos ayudes a confiar en ti plenamente, especialmente cuando enfrentamos dolor y angustia. 

Sabemos que tú puedes transformar nuestras tristezas en victorias y que, aunque no veamos aún la solución, tú estás obrando en nuestro favor.

En el nombre de Jesús de Nazaret  

Amén y amén. 

¡Bendiciones!