La vida más poderosa de hecho, es la que sabe hacia dónde se dirige, es la que conoce dónde está la fuente del poder. Y esa es la vida, la que se mantiene libre de ocupaciones, libre de fatiga, libre de confusiones, libre del apresuramiento, del ajetreo de todos los días. 

Sí, esa es la vida más poderosa, y pienso en la vida de Jesús. Ciertamente, Jesús estaba ocupado, no es pecado estar ocupado, porque Jesús estaba ocupado, Pablo estaba ocupado, Pedro estaba ocupado. 

Pero, el estar ocupado no es pecado. Sin embargo, cuando estamos demasiado ocupados, que estamos tan acelerados, tan confundidos, buscando realizar cosas, buscando alcanzar algunas otras, buscando cubrir algunos vacíos de nuestro corazón, algunos faltantes de nuestro corazón. Es ahí, donde la vida deja de ser poderosa, es ahí donde la vida dejó de ser sencilla, y si la vida deja de ser sencilla, deja de ser poderosa, porque la vida más poderosa es la vida que es sencilla. 

Yo sé que pensarás, que nada que valga la pena se ha logrado sin esfuerzo, sin trabajo, lo sé. Nada que valga la pena sea logrado sin esfuerzo, sin trabajo, sin dedicación y sin fatiga; pero el estar ocupado en sí, te distrae, el estar ocupado te desenfoca, pierdes del foco, la verdadera fuente de tu poder, dejar de vivir la vida sencilla y empiezas a vivir una vida cargada, una vida llena de ocupaciones. Mantenerse solamente ocupado en la búsqueda permanente, de cosas que nos dejan internamente vacíos y huecos; ese es el tipo de vida que yo no quiero que tú lleves. 

¿Para qué estar ocupado buscando una riqueza que al final, cuando la logres, te vas a sentir igual de vacío, igual de hueco, igual de fatigado? ¿Para qué pasarte buscando un logro, una meta, llegar a una cierta posición, si cuando llegues ahí seguirás igualmente vacío? La vida más poderosa es la vida que es más sencilla, es la vida que conoce a dónde se dirige, es la vida que conoce cuál es la fuente de su poder.

ORACIÓN

Padre, en el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret. Hoy quiero darte las gracias por esta oportunidad que nos has dado de compartir tu palabra, aprender y entender que donde está nuestro tesoro, ahí está también nuestro corazón. 

Cuando nuestro tesoro está puesto en la corredera, la ocupación, las vanidades, la ansiedad de conseguir y lograr algo, ahí está nuestro corazón, y ahí seguirá vacío, hueco, sin sentido.

Una vida ocupada, Señor, no necesariamente es una vida con propósito, una vida ocupada no necesariamente es la vida más poderosa. Pero si aprendimos mi Dios con tu Palabra, que una vida poderosa, es aquella que se mantiene sencilla, es aquella que sabe a dónde se dirige, aquella que conoce cuál es la fuente de su poder, y Tú, mi Dios, eres la fuente de nuestro poder.

Tú eres el que nos da la gracia, eres el que nos activa favor sobre nuestra vida, eres el que haces que los contratos sucedan, eres el que haces que las puertas se abran, eres el que haces que las cosas se nos den, eres el que haces que logremos y alcancemos. 

En el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret oremos.

Amén y amén.