Me refiero a esas escenas de aflicción que es necesario vivir y atravesar a lo largo de nuestra vida, son escenas que el Señor Jesucristo nos anticipó y nos dijo que sucedería en nuestra vida.

Él nunca nos guardó ningún secreto, por lo menos, no en cuanto a las cuestiones de las complicaciones de la vida; o sea, no nos prometió que la vida sería fácil, no nos prometió que sería sencillo vivir, no nos prometió que sería todo como caminar sobre una superficie lisa, plana y suave. No, Él dijo que el camino tendría curvas, Él dijo que el camino tendría sus dificultades, sus complicaciones, y Él nos prometió que tendríamos aflicciones.

Nos ha dicho que mientras estemos en este camino, vamos a tener nosotros esas complicaciones que de alguna manera nos van a hacer reflexionar acerca de nuestro camino, nos van a hacer dudar en muchas ocasiones entre si seguir adelante o no seguir adelante, por ejemplo, con todo lo que Él ha visto y prometió, pues entendimos súper bien que la enfermedad afligirá nuestros cuerpos, es necesario, va a suceder, tiene que pasar.

Yo nunca pensé tener que enfrentar la muerte tan pronto a tan temprana edad de mi vida, 35 años de edad nada más tenía cuando vi a la muerte de cerca, y mucho menos nunca lo imaginé verla en la vida de uno de mis hijos, del más pequeño de ellos, cuatro meses de edad nada más tenía Matías.

Pero una vez más vuelvo a la palabra de Dios y reviso y me doy cuenta que el Señor nunca me guardó ningún secreto, el Señor nunca me prometió lo contrario, nunca dijo ‘¿sabes qué? Eso no va a ser parte de tu vida’, sino que Él dijo que íbamos a tener aflicciones. 

Y esas aflicciones que hemos tenido que vivir, y si superar de alguna forma, las hemos tenido que superar solamente por medio de seguir confiando en el Señor Jesucristo, porque Él venció al mundo, fue el único que pudo obtener la victoria. 

Así que, estate alerta pero no alarmado, porque son dos cosas totalmente diferentes, estar alerta es una cosa y estar alarmado continuamente con ese temor, con esa angustia, mordiendo de las uñas sin querer atreverte a realizar nada, ningún sueño, ningún propósito porque piensas que el diablo te atacará inmediatamente, no, no descartar. 

El hecho de que yo experimenté y afronté una muerte directamente no quiere decir que voy a estar viviendo con ese pánico de que hoy, cuando va a ser el próximo, el de mis hijos, que se va a ir, yo vivo una vida normal, una vida confiada en Dios, vivo una vida con expectativa, vivo una vida con esperanza, con alegría ¿por qué? Porque confío en las promesas del Señor Jesucristo. 

No es lo mismo vivir alerta que vivir alarmado, estar alerta es importante; pero vivir alarmado, es una tragedia de verdad que ese es un dolor, yo no me imagino una vida viviendo todo el tiempo, mordiéndome las uñas con la angustia. Señoras y señores, es más grande la confianza que tenemos nosotros en el Señor Jesucristo, que cualquier temor que el enemigo quiera traer a nuestras vidas.

Ya el manuscrito se publicó, ya la Palabra de Dios está a la mano de todos nosotros, está en una aplicación al día distanciada en su celular, el libro ha sido ya encuadernado, satanás está suelto durante una temporada, nada más, pero el período es breve. Solo unas cuantas escenas más y aquí sale el título de mi devocional del día de hoy, unas cuantas escenas más.

Sí, escenas de dolor, escenas de guerras en las naciones, sólo unas cuantas escenas más de amenazas de países de unos a otros, sólo unas cuantas escenas más de dolor, de tragedia, de enfermedad, de escasez, de hambruna, sólo unas cuantas escenas más. 

ORACIÓN

Padre, en el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret, quiero darte las gracias por la oportunidad que nos has dado de compartir tu palabra, y poder entenderla a profundidad, donde tú nos prometiste, nos dijiste, que en el mundo íbamos a tener aflicciones, que la enfermedad iba a afligir nuestro cuerpo, que la muerte traería viudez o crearía huérfanos. 

Nos dijiste Señor, que habrá calamidades en las naciones y destrucción entre ellas, nos dijiste que habría hambruna, que había pobreza, que habría escasez y que habría muchas otras complicaciones más en esta tierra. Pero señor, lo que más importante nos dijiste después de ahí es que confiábamos en ti, y eso es a lo que hoy nos apegamos. 

Hoy queremos decirte Señor, que nuestra confianza está puesta en ti, hoy queremos decirte, que estamos tan agradecidos contigo, pero también queremos decirte, que esperamos siempre respuestas de parte tuya.

En el nombre del Señor Jesucristo oramos. 

Amén y amén.