1 Corintios 14:1 (NTV) ¡Que el amor sea su meta más alta! Pero también deberían desear las capacidades especiales que da el Espíritu, sobre todo la capacidad de profetizar.

El apóstol Pablo escribe esta carta dirigida a una iglesia, y en el capítulo anterior les recuerda que lo más importante que deben buscar y perseguir es el amor. Pablo enseña que ha tenido de todo en su vida, a su avanzada edad ha probado muchas experiencias, alcanzado múltiples metas, realizado viajes, y adquirido gran conocimiento. Él les dice que hay tres cosas que permanecen para siempre: la fe, la esperanza y el amor. Pero, enfatiza, “el amor es el más grande de todos”.

Recientemente, leí una estadística sobre personas que trabajaron arduamente durante sus vidas, invirtiendo y acumulando fortunas. Al ser entrevistadas en la vejez, cuando han alcanzado la mayoría de sus objetivos, se les pregunta: ¿Qué es lo más importante? Sorprendentemente, sus respuestas coinciden con la enseñanza de Pablo: “lo más importante es el amor, es tener a alguien a quien darle amor”.

Por esta razón, existen historias que parecen increíbles de creer: personas millonarias comprando mascotas al final de sus vidas y heredándoles sus fortunas. ¿Por qué la necesidad de tener una mascota? Porque, al final, todos buscamos a alguien a quien amar. Estas personas, con fortunas inmensas, escogen mascotas —perros, gatos— a quienes cuidan y buscan darles la mejor vida posible. En muchos casos, estos animales representan amor puro, sin condiciones.

Que el amor sea nuestra meta más alta. Debemos buscar recibir amor, pero también darlo a los demás. Al titular este devocional “Aún Hay Más”, quiero expresar que aunque algunas personas ya poseen un amor que refleja el amor sacrificial de Dios, aún no deben conformarse.

Pablo también nos recuerda que nuestra meta principal debería ser el amor. Pero que aún hay más. No solo debemos buscar el amor; debemos buscar y desarrollar las capacidades que el Espíritu Santo ha depositado en cada uno de nosotros.

Yo sé cuáles son las capacidades que Dios me ha dado y las usó para Su servicio. ¿Y tú? ¿Cuáles dones especiales te ha dado el Espíritu Santo? El apóstol Pablo nos exhorta a buscar el amor, el amor de Dios, con ello lo tenemos todo, pero también a desear un don en especial, la profecía, porque el que profetiza edifica y guía a los demás.

ORACIÓN

Padre Celestial, en el nombre de Jesús de Nazaret, te damos gracias por guiarnos y enseñarnos las prioridades que has establecido para nuestras vidas. Que nuestra meta más alta sea el amor, pero no cualquier amor: el amor que viene de Ti.

Sentirnos amados por ti y saber que tu amor nos envuelve es lo que más nos llena. Con tu amor, Señor, lo tenemos todo. Después de ese amor tuyo, está el amor de nuestros compañeros, esposos o esposas, con quienes compartimos la vida; y después, el amor de nuestros hijos, familiares y amigos. Pero el más importante de todos es tu amor, Señor. Que ese amor se desborde en nosotros y que podamos responder de manera recíproca.

Padre, haz que cada persona entienda que aún hay más, que también deben perseguir  las capacidades especiales que Tú nos das. Te pido que inquietes sus corazones, para que cada uno empiece a explorar y reconocer los dones que has depositado en ellos. Padre, los bendigo y los pongo en tus manos, agradeciéndote.

Oramos en el nombre de Jesús de Nazaret. 

Amén y amén.

¡Bendiciones!