Habacuc 3:8 (NTV) ¿Estabas enojado, Señor, cuando golpeaste los ríos y dividiste el mar? ¿Estabas disgustado con ellos? ¡No! ¡Enviabas tus carros de salvación!

Todo el capítulo 3 de Habacuc es una canción que el profeta compuso e interpretó con cuerdas, dándole ritmo y melodía. Inspirado por el Espíritu Santo, Habacuc escribe acerca de Dios, sus maravillas, su poder y todo lo que había hecho a lo largo de la historia. En esta canción, el profeta le pide al Señor que vuelva a manifestar su poder, tal como lo hizo en el pasado.

En el versículo 8, Habacuc plantea una pregunta al Señor: ¿Estabas enojado cuando abriste el mar? ¿Estabas disgustado con ellos? Y él mismo responde: No, no estabas molesto. Abriste el mar para que tu pueblo cruzara; dividiste el río para que lo atravesaran con pies secos. Lo hiciste porque enviaste tus carros de salvación.

Hoy en día, también necesitamos esos carros de salvación. Estos "carros de salvación" representan la manera sobrenatural en que Dios responde a nuestras oraciones y peticiones. Esas formas inusuales y únicas en que Dios actúa muchas veces nos dejan sorprendidos. Sin embargo, es triste ver cómo muchas personas han dejado de creer en los milagros y prefieren buscar soluciones en lo natural, en lo común.

Nosotros, como hijos de Dios, deberíamos apelar a lo sobrenatural. Debemos abrir nuestro entendimiento y reconocer que no todo en nuestra vida tendrá una respuesta lógica o natural. Dios se especializa en dejarnos asombrados con sus milagros y respuestas inesperadas. Por eso, debemos estar preparados para recibir esos "carros de salvación".

Estos carros no solo simbolizan la salvación del alma, como hijos de Dios ya somos salvos, sino también representan la ayuda divina en momentos de desesperación. Cuando nos encontramos entre la espada y la pared, sin salida, Dios nos envía su socorro.

Por ejemplo, imagina estar frente a un diagnóstico médico cruel y sin esperanza, o enfrentando dificultades financieras insuperables. En esos momentos de tristeza y desolación, debemos aferrarnos al Señor y clamar por sus carros de salvación. Estos son milagros sobrehumanos que solo Él puede hacer realidad. Cuando los demás nos descartan, Dios tiene el poder de intervenir y cambiar nuestra situación.

Habacuc recordó cómo Dios había actuado en el pasado y le pidió: “Así como lo hiciste antes, vuelve a hacerlo de nuevo.” Hoy también podemos pedirle a Dios que envíe sus carros de salvación a nuestra vida. Ya sea en el área de la salud, el matrimonio, las finanzas o el trabajo, Él es capaz de responder de manera milagrosa.

¿En qué área de tu vida necesitas los carros de salvación de Dios? Clama a Él con fe, porque Él puede enviarlos.

ORACIÓN

Padre celestial, en el nombre de Jesucristo de Nazaret, te damos las gracias por la oportunidad de aprender de tu Palabra y conectarnos contigo a través de este devocional. Gracias, Señor, por darnos esperanza incluso en los momentos más oscuros, cuando parece que no hay salida.

Hoy clamamos por tus carros de salvación. Hay personas que necesitan tu intervención divina en diferentes áreas de su vida: matrimonios que requieren restauración, salud que necesita sanidad, finanzas en crisis, trabajos inciertos, o procesos que han sido demorados. ¡Envía tus carros de salvación, Señor!

Tú eres un Dios de milagros. Trae respuesta a nuestras oraciones y despierta en nosotros una fe renovada para seguir creyendo en tu poder. Te damos las gracias porque sabemos que estás actuando a nuestro favor. Oramos en el nombre de Jesucristo. 

Amén y amén.

¡Bendiciones!