1 Timoteo 1:12 (NTV) Le doy gracias a Cristo Jesús nuestro Señor, quien me ha dado fuerzas para llevar a cabo su obra. Él me consideró digno de confianza y me designó para servirlo.

Regularmente, cuando utilizamos el término "digno de confianza", lo hacemos para referirnos a Dios, y no nos equivocamos al hacerlo. Él es plenamente confiable: podemos depositar nuestra confianza total y absoluta en Él porque nunca nos fallará; nunca lo ha hecho, ni lo hará. Sin embargo, cuando esta expresión se aplica a nosotros, resulta difícil de creer, comprender o aceptar.

En este contexto, el apóstol Pablo afirma que fue considerado digno de confianza. Dios creyó en él, en Saulo, quien antes era conocido como perseguidor del pueblo cristiano. Y lo que Dios vio en Pablo también lo ve en nosotros. Hay algo poderoso en reconocer esto.

Pablo escribe: "Él me consideró digno de confianza y me designó para servirle." Esta afirmación refleja algo que personalmente viví. A los 23 años, estaba lleno de errores, faltas e indisciplina. Aun así, Dios confió en mí, me asignó la tarea de pastorear y dirigir a sus hijos. Me dio la responsabilidad de enseñar e instruir en temas espirituales y de fe, a pesar de mis numerosas fallas. Él vio más allá de lo visible, algo que solo Él podía distinguir, al igual que lo hizo con Pablo.

El apóstol relata que, aunque antes blasfemaba el nombre de Cristo y perseguía a su pueblo, Dios tuvo misericordia de él. Pablo reconoce que lo hacía por ignorancia e incredulidad. Y luego añade: "¡Qué generoso y lleno de gracia fue el Señor! Me llenó de la fe y del amor que provienen de Cristo Jesús." Esta transformación refleja la manera en que Dios confía en nosotros, incluso cuando otros no lo hacen.

En mi caso, este mismo principio se aplicó. Aunque tenía errores, Dios confió en mí y me transformó. Me asignó un propósito y me llenó de amor y fe. Y hoy quiero que tú también lo creas. No mires esta historia como algo exclusivo de Pablo o de mi vida; esto aplica a ti. Tú eres digno de confianza. Dios ve en ti lo que otros no pueden ver.

Sí, quizás estés lleno de fallas y errores, pero Él nota algo especial. Él te llama a servirle y a rescatar a otros que atraviesan luchas similares a las tuyas. A menudo, Dios utiliza nuestras experiencias más dolorosas como herramientas para ayudar a otros. Personalmente, sé lo que significa perder a un hijo; he experimentado el dolor de ver a una familia desmoronarse. Por eso, Dios me ha permitido ayudar a personas en situaciones similares.

De igual manera, aquellos que han enfrentado infidelidades en su matrimonio o han luchado con vicios como el alcohol o las drogas, pueden ser usados por Dios para apoyar a otros. Él convierte nuestras cicatrices en oportunidades para servir. Identifica aquello de lo que Dios te ha sacado o te está sacando. Recuerda, tú eres digno de confianza, y Él puede llenarte de amor y fe para cumplir su propósito.

ORACIÓN

Padre celestial, en el nombre de Jesús te damos gracias por permitirnos reflexionar en este mensaje. Gracias porque, al igual que hiciste con Pablo, nos miras como personas dignas de confianza, incluso cuando estamos llenos de fallas, errores y faltas.

Nos asombra cómo, a pesar de nuestra humanidad limitada, confías en nosotros para transformarnos, limpiarnos y llenarnos de tu amor, paz y fe. Gracias porque nos capacitas para servir en tu obra y rescatar a otros.

Hoy, Señor, te pedimos que cada persona que lee este devocional sepa que es más valiosa que sus errores. Hazles sentir que tú los miras con ojos de amor, que los consideras indispensables y los llamas a servirte. Bendícelos, fortalécelos y actívalos para cumplir tu propósito.

En el nombre de Jesús de Nazaret oramos. 

Amén y amén.

¡Bendiciones!