Proverbios 3:3 (NTV) ¡Nunca permitas que la lealtad ni la bondad te abandonen! Átalas alrededor de tu cuello como un recordatorio. Escríbelas en lo profundo de tu corazón.

Ser una persona leal es cada vez más difícil de encontrar, por lo que el proverbista Salomón, el hombre más sabio que ha pisado la tierra después de Jesucristo, nos exhorta a nunca apartarnos de la lealtad y la bondad. Estas deben ser marcas personales, algo que nos defina y nos haga identificables ante los demás.

Cuando las personas piensen en nosotros, vean una fotografía o una publicación en redes sociales, deberían poder relacionarnos con alguien leal y bondadoso. La Palabra nos llama a nunca permitir que la lealtad y la bondad se alejen de nuestra vida.

¿Qué es la lealtad? Es la práctica de mantenerse fiel a alguien o algo, a pesar de las adversidades. Por ejemplo, en mi caso personal, he sido pastor por casi 20 años y he permanecido fiel a mi llamado a enseñar la Palabra de Dios, aun cuando he enfrentado crisis, la muerte e incluso la pérdida de un hijo en mis propios brazos. A pesar del dolor y las dificultades, he permanecido leal a la misión que Dios me ha encomendado.

En el matrimonio, la lealtad no solo significa permanecer con la pareja a pesar de los problemas, sino también mantenerse fiel sin adulterar el hogar ni faltar a los votos matrimoniales. Ser leal en el trabajo implica mantenerse firme en una empresa, incluso en tiempos de dificultad, sin sumarse a críticas, chismes o traiciones.

Las personas leales cumplen su palabra y permanecen. Son aquellas de las que se puede decir: "Puedes contar con ellas". Por otro lado, quienes carecen de lealtad son conocidos como traicioneros. Están presentes solo cuando les conviene, pero desaparecen cuando las cosas se tornan difíciles.

Dios nos hace una promesa: si somos leales, obtendremos Su favor y el favor de las personas, y lograremos una buena reputación.

Muchos se preocupan por lo que los demás dicen de ellos, pero en realidad, lo que debe inquietarnos es nuestra fidelidad. La reputación no se construye con apariencias, sino con acciones. Los que traicionan y abandonan suelen estar más preocupados por su imagen que por desarrollar una verdadera lealtad.

En contraste, quienes permanecen fieles son conocidos como personas confiables, íntegras y dignas de respeto. Pero aquellos que traicionan y dan la espalda en los momentos de crisis se convierten en un "Judas" o un "Caín" de la actualidad. Nosotros, como hijos de Dios, estamos llamados a ser leales y bondadosos.

ORACIÓN

Padre celestial, en el nombre de Jesús de Nazaret, te damos gracias por hablarnos y conectarnos con Tu Palabra. Hoy comprendemos que para obtener tu favor y el favor de la gente, debemos ser leales y bondadosos.

Señor, guárdanos de convertirnos en traicioneros, en aquellos que dan la espalda, prometen y no cumplen. No queremos ser personas que desaparecen cuando llegan las dificultades, que no extienden la mano a quienes lo necesitan.

Así como nos enseñas a cultivar la lealtad, también pedimos que nos des discernimiento para identificar a quienes no son leales. Pero más importante aún, ayúdanos a nunca convertirnos en uno de ellos.

Desarrolla en nosotros la lealtad y la bondad. Permítenos estar presentes para nuestra comunidad, nuestro trabajo, nuestro llamado, nuestra iglesia y para aquellos que un día estuvieron con nosotros.

Gracias, Padre, por hacernos valorar la lealtad en un tiempo en el que tanto escasea. Bendice a cada persona que recibe este mensaje y ayúdanos a alcanzar nuestro máximo nivel de fidelidad. En el nombre de Jesús de Nazaret. 

Amén y amén.

¡Bendiciones!