Habacuc 3:17-18 (NTV) Aunque las higueras no florezcan y no haya uvas en las vides, aunque se pierda la cosecha de oliva y los campos queden vacíos y no den fruto, aunque los rebaños mueran en los campos y los establos estén vacíos, 18 ¡aun así me alegraré en el Señor! ¡Me gozaré en el Dios de mi salvación!

Esta alegría no depende de nuestras circunstancias, de lo que estemos viviendo ni del lugar donde nos encontremos. La alegría que proviene de Dios surge desde nuestro interior, es un regalo del Espíritu de Dios que habita en nosotros.

Muchas personas buscan esta alegría equivocadamente. La llaman contentamiento, felicidad o vida en abundancia. Jesús mismo dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia” (Juan 10:10). Sin embargo, algunos creen que la alegría está en las cosas materiales. Dicen: “Cuando compre mi casa, seré feliz”. Se esfuerzan, logran su meta, pero descubren que la alegría no estaba allí. Otros piensan: “Cuando me promuevan en mi trabajo y gane más dinero, seré feliz”. Pero, una vez más, la alegría no llega porque están buscando en el lugar equivocado.

La verdadera alegría, paz y abundancia provienen del Espíritu de Dios en nuestro interior. Cuando aprendemos esto, podemos enfrentar cualquier situación con gozo, tal como el profeta Habacuc lo expresó:

"Aunque las higueras no florezcan y no haya uvas en las vides, aunque se pierda la cosecha de oliva y los campos queden vacíos y no den fruto, aunque los rebaños mueran en los campos y los establos estén vacíos, aun así me alegraré en el Señor, me gozaré en el Dios de mi salvación."

Habacuc describe un panorama de crisis y escasez, pero decide alegrarse en el Señor. Esto nos enseña que nuestra alegría no debe depender de los recursos financieros, bienes materiales o logros personales.

El apóstol Pablo también nos dio un poderoso ejemplo. En Filipenses 4:12-13, dijo: “Sé lo que es vivir en la escasez y lo que es vivir en la abundancia. He aprendido el secreto de estar contento en cualquier situación, sea bien alimentado o con hambre, teniendo mucho o pasando necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.

Pablo vivió momentos de extrema dificultad: prisionero, sin abrigo ni comida, pidiendo ayuda para cubrirse del frío. A pesar de todo, encontraba su contentamiento en Cristo, quien lo fortalecía. Para él, “el vivir es Cristo y el morir es ganancia” (Filipenses 1:21).

Este testimonio nos desafía a reflexionar: ¿Dónde estamos buscando nuestra alegría? Si la basamos en cosas materiales, siempre sentiremos un vacío, porque los bienes no pueden llenar nuestro corazón. La alegría verdadera solo puede provenir de Dios.

ORACIÓN

Padre Celestial, en el nombre de Jesús, te damos gracias por recordarnos que la verdadera alegría no proviene de lo material ni de las circunstancias, sino de Ti. Te pedimos que nos ayudes a buscarte a ti por encima de cualquier cosa.

Señor, te presentamos a aquellos que han perseguido la alegría en lugares, personas o posesiones. Haz que hagan un alto en su vida y comprendan que solo tú puedes llenar ese vacío. Que, como el profeta Habacuc, puedan decir: “Aunque falte todo, me alegraré en el Dios de mi salvación”.

Gracias, Padre, por manifestarte en nuestras vidas y llenarnos de tu gozo. Nos entregamos a ti con corazones agradecidos, en el nombre de Jesús. 

Amén y Amén.

¡Bendiciones!