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Una Señal Celestial

El Devocional: La Fe Que No Fluctúa

 

Hebreos 10:23 (RVR1960) Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.

 

La fluctuación significa inestabilidad. Hoy lo entendemos fácilmente gracias a la manera en que se explican las noticias y el movimiento de los mercados. Cuando nos dicen que los mercados fluctúan, significa que unas veces suben, otras veces bajan, y nunca permanecen estables. Lo mismo pasa con la bolsa de valores o con el precio de las casas: hoy pueden estar muy altos, mañana comienzan a bajar. Los gráficos muestran subidas y bajadas constantes, lo cual representa inseguridad e inconstancia.

 

De la misma manera, la Biblia nos advierte que la fe no debe fluctuar. Una fe inestable es aquella que depende de lo que siente la persona. Hoy puede estar llena de ánimo, con deseos de orar, ayunar, congregarse y buscar de Dios, pero en cuestión de semanas pierde esa pasión, deja de asistir a la iglesia o de tener tiempos devocionales. Esa es una fe fluctuante, una fe que prende y se apaga.

 

Muchas personas basan su fe en sus emociones y circunstancias: si el día está bien, si las cosas marchan a su favor, entonces tienen el deseo de buscar a Dios. Pero cuando llegan los problemas, las pruebas o el desánimo, dejan a un lado la fe. Este tipo de fe inestable no es agradable a Dios.

 

Por eso el escritor de Hebreos nos exhorta: “Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.” La verdadera fe no depende de emociones, ni del clima, ni de las circunstancias. La verdadera fe depende de una determinación.

 

Esa determinación es la de vivir como hijos de Dios, buscar su presencia, servirle y caminar en obediencia sin importar lo que suceda alrededor. El creyente con una fe firme no se mueve según el entorno, sino que mantiene su confianza puesta en que Dios es fiel.

 

La vida espiritual debe ser un crecimiento constante. La Biblia enseña que el camino de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto. No dice que habrá bajadas y subidas como en un mercado fluctuante, sino un crecimiento continuo. Claro, existirán pruebas, luchas, etapas más difíciles que otras, pero quien mantiene su fe sin fluctuar permanece estable porque decidió creerle a Dios más allá de lo que ve o siente.

 

En conclusión, una fe que no fluctúa es aquella que se mantiene firme, estable, creciente y decidida. No depende de los cambios de la vida, sino de la fidelidad del Dios que ha prometido estar con nosotros siempre.

 

ORACIÓN

 

 

Padre Celestial, en el nombre de Jesús de Nazaret, te damos gracias porque siempre nos hablas en el momento en que más lo necesitamos. Hoy nos recuerdas que debemos mantener una fe firme, sin fluctuar, y que esta fe debe ir de crecimiento en crecimiento, sin estancamiento ni retroceso.

 

Señor, reconocemos que muchas veces hemos mostrado inestabilidad: hay días en los que nuestro ánimo decae, y solo acudimos a ti cuando necesitamos ayuda. Perdónanos, porque esa no es la fe que tú diseñaste. Tú nos llamaste a tener una fe constante, que permanezca en ti más allá de las circunstancias y sentimientos.

 

Te pedimos que nos ayudes a vivir con una fe firme, estable, constante y creciente, porque sabemos que tú eres galardonador de los que te buscan con fe. Gracias, Señor, por hablarnos, corregirnos y enseñarnos cómo debe ser nuestra vida de fe.

 

Oramos en el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret. 

 

Amén y Amén.

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