Zacarías 8:20-21 (NTV) El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: gente de naciones y ciudades en todo el mundo viajará a Jerusalén. La gente de una ciudad dirá a la gente de otra: “Vengan con nosotros a Jerusalén para pedir que el Señor nos bendiga. Adoremos al Señor de los Ejércitos Celestiales. Yo estoy decidido a ir”.

Al leer esta profecía que Dios envió a través del profeta Zacarías, podría parecer algo común para nosotros hoy en día. De hecho, actualmente se organizan excursiones desde diferentes países hacia Jerusalén. Es un destino de gran turismo religioso y general. Personas de aquí mismo, de Georgia, de estados como Texas, e incluso de países como México y otras partes de América Latina, se organizan en grupos para viajar a Jerusalén, visitar lugares sagrados como el río Jordán y la tumba de Jesús.

Sin embargo, lo más sorprendente de esta profecía es que fue escrita en una época en la que viajar de otras naciones a Jerusalén era casi imposible. Cuando Zacarías escribió estas palabras, no existían medios de transporte como los que conocemos hoy. No había automóviles, ferrocarriles ni aviones. En aquel entonces, la única manera de llegar a Jerusalén desde otras naciones era por barco, algo que solo los reyes y personas con grandes recursos podían hacer.

La Biblia menciona casos de reyes que viajaban con regalos para visitar al rey de Israel y conocer el majestuoso templo de Salomón. Sin embargo, la profecía de Zacarías va más allá: habla de personas comunes de diferentes naciones decidiendo viajar a Jerusalén para buscar la bendición de Dios. Hoy en día, esta profecía se ha cumplido con absoluta precisión.

Zacarías 8:22 también nos dice: "Muchos pueblos y naciones poderosas irán a Jerusalén a buscar al Señor de los Ejércitos Celestiales y a pedir su bendición." Actualmente, conocemos personas de diversas nacionalidades, como mexicanos, estadounidenses, colombianos y cubanos, que han viajado juntos para pedir la bendición de Dios, cumpliendo la profecía con exactitud.

Esto nos recuerda que la Biblia es más confiable de lo que imaginamos. Muchas veces confiamos más en la palabra de los médicos o de los expertos, pero la Palabra de Dios es segura y se cumple sin errores ni equivocaciones. Aunque hay profecías que aún faltan por cumplirse, podemos estar seguros de que sucederán en el tiempo perfecto de Dios.

ORACIÓN

Padre Celestial, en el nombre de Jesús te damos gracias porque cada vez que leemos tu Palabra encontramos seguridad en ella. Ver profecías cumplidas nos fortalece y nos hace confiar en que todo lo que has dejado escrito se cumplirá. Nadie puede impedir que tu voluntad se haga realidad.

Nos asombra, Señor, cómo inspiraste a los profetas para transmitir tu mensaje con precisión. Nos muestras que usas a personas comunes para amplificar tu voz. Gracias por utilizar a hombres y mujeres para hablar de tu verdad.

Te creemos, Señor. Tu Palabra es viva, eficaz y actual. Hoy más que nunca, la sociedad necesita de ti. Gracias por todas las profecías cumplidas y por aquellas que aún están por realizarse.

Oramos en el nombre de Jesús. 

Amén y amén.

¡Bendiciones!