Salmos 125:1 (NTV) Los que confían en el Señor están seguros como el monte Sion; no serán vencidos, sino que permanecerán para siempre.

El devocional de hoy nos recuerda que quienes confían en Dios son inconmovibles. Pero, ¿qué significa ser inconmovible? Significa ser alguien que no puede ser perturbado, que se mantiene firme, estable, sin cambiar por las circunstancias. Es alguien que no puede ser movido de su posición emocional, espiritual o anímica, sino que permanece firme.

La Biblia dice claramente que los que confiamos en Dios estamos tan seguros como el monte Sion. Un monte que no se mueve, que permanece fijo y firme. De la misma manera, los que creemos en Dios y confiamos en Él nos mantenemos firmes en un mismo sentir, con una convicción inquebrantable de su protección y cuidado.

Lo hermoso de este salmo es que declara que quienes confían en Dios no serán movidos y permanecerán para siempre. No serán vencidos. Si deseas ser una persona inconmovible, firme, que no se tambalee fácilmente ante las dificultades, la clave es poner tu confianza en Dios.

Confiar en Dios significa creer en todas sus promesas, en su cuidado y protección. Hoy, más que nunca, necesitamos depositar nuestra confianza en Él. Si seguimos leyendo el salmo, encontramos que los que confiamos en Dios somos como Jerusalén, una ciudad amurallada e impenetrable. No solo en la época del rey David, hace tres mil años, Jerusalén estaba protegida por murallas físicas, sino que hoy sabemos que su verdadera protección proviene de Dios.

El salmo dice: "Así como las montañas rodean a Jerusalén, así rodea el Señor a su pueblo, ahora y siempre." Dios rodea a los que confían en Él con su protección constante. Sin embargo, muchas personas son fácilmente movidas, pierden su confianza en Dios ante la primera dificultad y permiten que las dudas los perturben.

Hoy, el llamado es a recuperar la confianza en el Señor y convertirnos en inconmovibles, en personas firmes, seguras de nuestra fe. No hay amenaza más grande que el nombre de Dios. Cualquier situación que intente perturbarte no solo será apaciguada por Dios, sino completamente destruida.

Movámonos con confianza, como hijos de Dios. No se trata solo de palabras, sino de acciones. Creer en Dios significa vivir con la certeza de su protección. No dejamos de actuar por miedo, sino que avanzamos con la convicción de que tenemos su bendición.

Si iniciamos un proyecto, lo hacemos confiando en su respaldo. Si establecemos una alianza, sabemos que Dios nos protege. Si respondemos a un llamado, ya sea a predicar, escribir o emprender, lo hacemos con la seguridad de que Dios cuida de nosotros.

ORACIÓN

Padre celestial, en el nombre de Jesús de Nazaret te damos gracias por hablarnos cada día a través de tu Palabra. Hoy nos enseñas a mantenernos inconmovibles, a no dejarnos perturbar por las circunstancias, sino a permanecer firmes en nuestra fe.

Señor, queremos ser hijos tuyos con una fe firme, inquebrantable, que confía plenamente en tu protección. Creemos que nos rodeas como las montañas rodean Jerusalén, que estamos amurallados y protegidos por tu amor.

Hoy declaramos que vivimos con confianza, sabiendo que estamos blindados por ti. Nos movemos con seguridad, iniciamos proyectos y emprendemos con la certeza de que tu bendición nos acompaña.

Bendigo a cada persona que lee este mensaje y los entrego en tus manos, orando en el nombre de Jesús de Nazaret.

Amén y amén.

¡Bendiciones!