Salmos 125:4 (NTV) Oh Señor, haz bien a los que son buenos, a los que tienen el corazón en armonía contigo.

El salmista, en este pasaje, hace una oración a Dios pidiéndole que bendiga a los que practican el bien. Pero, ¿quiénes son estas personas? La respuesta está en la misma Escritura: aquellos que tienen su corazón en armonía con Dios.

Es imposible hacer el bien, practicar la bondad o experimentar bienestar si nuestro corazón no está en armonía con Dios.

¿Qué significa tener un corazón en armonía? Es un corazón ordenado, sin confusión ni caos. No es como aguas turbias o revueltas, sino un corazón limpio y estable. Esto abarca nuestras emociones, pensamientos y actitudes hacia los demás.

Cuando un corazón está contaminado con envidia, codicia o deseos de venganza, la bondad no puede fluir de manera genuina. Quizás se pueda fingir por un tiempo, pero estas emociones negativas siguen afectando internamente.

Pensemos en la envidia; una persona envidiosa no puede experimentar verdadero bienestar porque siempre estará comparándose con otros. Algo similar ocurre con la codicia; quien codicia lo que otro tiene nunca estará satisfecho con lo que Dios le ha dado.

Estos sentimientos son como basura escondida bajo una alfombra; aunque no sean visibles, siguen estorbando. Solo Dios y la persona saben que está allí, incomodando, impidiendo que se disfrute plenamente la vida.

Otro ejemplo es el deseo de venganza, pensamientos de venganza hacia alguien específicamente, son actos que no le permiten a la persona avanzar y seguir su vida, podrá crecer en algunas otras áreas de su vida, podrá ser un excelente trabajador, con dones y habilidades únicas, es más, económicamente podrá ser próspero, pero si sus emociones están siendo turbias en su corazón no podrá disfrutar de la vida y estar en paz con él mismo.

Para que nuestro corazón esté en armonía, debe estar alineado con Dios. Un corazón en armonía es aquel que se presenta ante Dios con humildad, sin ocultar nada. Es aquel que no vive en pecado intencional y deliberado, sino que busca agradarle en todo.

Queridos, la armonía del corazón depende directamente de la relación que tengamos con nuestro Creador. Si no estamos en armonía con Dios, nuestro corazón estará enturbiado, distorsionando nuestras acciones y emociones.

ORACIÓN

Padre Celestial, en el nombre de Jesús de Nazaret, te damos gracias por permitirnos escuchar y leer tu voz a través de tu Palabra. Hoy hemos aprendido que un corazón en armonía contigo es clave para experimentar paz y bienestar.

Señor, queremos ponernos a cuentas contigo. Reconocemos que hemos practicado cosas que no te agradan, muchas veces de manera consciente, sabiendo que no debíamos hacerlo.

Hoy te pedimos que nos ayudes a identificar y eliminar cualquier sentimiento de envidia, codicia o venganza que enturbie nuestro corazón. Queremos estar en armonía contigo, vivir en tu paz y disfrutar plenamente de tu bendición.

Como dijo el salmista, Señor, haz el bien a aquellos que practican la bondad y tienen su corazón alineado contigo. Bendícenos grandemente y permítenos caminar en integridad delante de ti.

Te lo pedimos en el nombre de Jesús de Nazaret. 

Amén y amén.