Hechos 1:8 (NTV) Pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes; y serán mis testigos, y le hablarán a la gente acerca de mí en todas partes: en Jerusalén, por toda Judea, en Samaria y hasta los lugares más lejanos de la tierra.

Este superpoder es el poder del Espíritu Santo. Dios nos ha dado esta promesa desde tiempos antiguos, incluso antes de la venida de Cristo. 

A lo largo de la historia, personajes bíblicos como Sansón experimentaron este poder de manera tangible. Cuando el Espíritu Santo tomaba a Sansón, su fuerza era sobrehumana y nadie podía detenerlo. Del mismo modo, Moisés operó en este poder al realizar milagros, como abrir el Mar Rojo y convertir su vara en serpiente.

Jesús, al despedirse de sus discípulos, les recordó la importancia de esta promesa. Su misión en la Tierra había sido cumplida: había predicado el evangelio, entrenado a sus seguidores y pagado el precio de nuestra redención. Sin embargo, faltaba un elemento esencial: el Espíritu Santo. Por ello, Jesús les dijo: "Les conviene que me vaya, porque al irme vendrá el Espíritu Santo sobre ustedes, y recibirán poder."

Este poder no solo sirve para realizar milagros, sino también para resistir las adversidades. Los discípulos serían perseguidos, juzgados y mal interpretados, incluso por sus propios familiares. Por ello, necesitaban la fortaleza del Espíritu Santo para mantenerse firmes.

Hoy en día, también necesitamos este poder para enfrentar las dificultades de la vida:

• Resistir la persecución y las críticas.

• Mantenernos firmes ante la tentación.

• Controlar nuestras emociones y reacciones.

Cuando vivimos en comunión con Dios, el poder del Espíritu Santo nos fortalece. Pero si cedemos ante pequeñas tentaciones como el enojo, la pereza espiritual o el maltrato a nuestros seres queridos, será difícil ganar batallas más grandes. Para mantenernos llenos del Espíritu Santo, es fundamental:

1. Leer la Biblia diariamente.

1. Orar con constancia.

1. Congregarnos regularmente en la iglesia.

Dios nos ha dado este superpoder para vivir en victoria. Está disponible para todos los que creen y lo buscan con corazón sincero.

ORACIÓN

Padre celestial, en el nombre de Jesús de Nazaret, te damos gracias por el don de la vida y por la bendición de tu Espíritu Santo. Anhelamos estar llenos de tu presencia y de tu poder, para resistir las tentaciones y vencer las batallas diarias.

Señor, fortalece a aquellos que te buscan fielmente, que se mantienen en comunión contigo, que te sirven y proclaman tu nombre. Llena sus corazones de paz, gozo y plenitud.

Que cada día podamos caminar en tu presencia, viviendo con excelencia y bajo tu bendición. En el nombre de Jesús, oramos.

Amén y amén.

¡Bendiciones!