Amigos, ¿ustedes en alguna ocasión han notado los ojos de un novio cuando se están casando con la novia? Por mi posición y privilegio lo he visto muchas veces, cuando estoy en la ceremonia veo que en los ojos del esposo se refleja el rostro de su esposa. La mira y ambos sonríen. Seguro él piensa como muchos, ‘no podría vivir un solo segundo sin ella’. 

Ese es el gozo del hombre cuando tiene a su esposa de frente y esto es lo que dice el Señor precisamente en la Biblia, ‘como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo.’

Muchas ocasiones nos hemos sentido rechazados por Dios, muchos aspectos de tu alrededor te hacen pensar eso, y no, no necesariamente es así, Él nos ve de la misma manera que nosotros vemos a nuestra pareja, con brillo en los ojos.

Cada que Dios te escucha o te observa, lo hace con amor, corazón de Él te pertenece, la próxima vez que sientan un rechazo o que no son dignos, recuerden este versículo, Isaías 62:5 NTV, ‘Como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo.’ No quiero que te sientas rechazado o alejado, debes entender que, si tú crees y confías en el Señor, sin importar donde estés, Dios empezará a gozar contigo. 

En el ámbito personal, todos los hombres vemos hermosas a nuestras esposas, novias o pareja y podrán tener algunos pequeños defectos, celulitis, estrías, pero ¿sabes? Los defectos no son importantes, se ven hermosas, siempre que hay amor no importan esos supuestos defectos. 

Así te ve Dios, con defectos, complicaciones, dificultades, pero a Él no le importa nada, Él te acepta con todas tus complicaciones.

ORACIÓN

Padre, en el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret, el día de hoy te damos las gracias por la palabra que nos has dado.

Señor, el libro de Isaías nos dice, ‘como el gozo del esposo con la esposa, así gozará contigo el Dios tuyo.’ Muchas veces hemos sentido el rechazo, que Tú no nos amas, pero hoy nos damos cuenta que nos estamos equivocando. 

Nos declaramos libres de ese pensamiento y nos acojamos a tus palabras, por eso es Tu corazón, que también nos pertenece.

En el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret, te damos las gracias.

Amén y amén.