La vida de oración, podríamos decir que, la manejamos de diferentes maneras depende de la persona que la practique. Algunas, carecen de regularidad, unas pueden ser un desierto, otras un oasis.

Debido a todo esto, nos preguntamos sí Dios nos escucha o veremos un resultado en la oración, por qué el Señor que está en el cielo querría hablar con alguien que está en la tierra. Nuestras oraciones pueden ser torpes, aburridas o carecer de significado, sin embargo, nuestros intentos, aunque parecen ser débiles, siempre tienen resultado.

Porque el poder de la oración no reside en la persona que la eleva, sino en la persona que la escucha, el poder de la oración no está en nosotros que la elevamos, sino en Dios que manda y da la respuesta.

Hay cosas que nosotros logramos porque nos esforzamos demasiado, no necesitamos orar, se trata más que todo de disciplina, si te esfuerzas y eres disciplinado lo lograrás, pero hay algunas cosas que sí están destinadas que se pueden lograr por medio de la oración.

La oración, por más insignificante que parezca, irradia luz, paz, alegría y gozo, solamente la oración puede darte acceso a ciertas oportunidades.

Juan 9:31 'Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, a ese oye'.

ORACIÓN

Mi padre amado, en el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret, hoy queremos darte las gracias por esta oportunidad que nos das de aprender tu palabra.

En el día de hoy, Señor, entendimos que por más débil o corta que parezca una oración, su poder no reside en el poder que la eleva, sino en el que la recibe.

En muchas ocasiones en tenemos que hay cosas que alcanzamos por nuestros propios méritos, pero algunas otras cosas, la oración es la única que nos puede abrir esa puertas mi Dios.

En el nombre del Señor Jesucristo.

Amén y amén, ¡Bendiciones!