Cuando normalmente nosotros nos encontramos en aprietos, la reacción inmediata, casi que automática es ponernos nerviosos, desesperarnos, angustiarnos, tomar píldoras para poder dormir, calmantes para poder bajar el estrés, hacer llamadas a las personas que consideramos que son expertas, a un médico, cuando nos han diagnosticado una enfermedad o síntomas que no esperábamos que estuvieran en nuestro cuerpo, cuando no alcanza el dinero para pagar las utilidades al fin de mes y todos nuestros gastos, hacemos llamadas tratando de buscar quien nos preste, dónde conseguir dinero. 

Hacemos de todo, pero experimentamos nerviosismo, ansiedad, temor, pánico y ¿sabes? Hoy te quiero enseñar qué hacer cuando estamos en esos aprietos, qué hacer cuando simplemente no podemos estirarnos más, cuando ya dimos la milla extra y con todo eso no nos alcanza para resolver la situación. Muchas personas experimentan sentimientos de impotencia, de inseguridad, de temor.

Pero te has preguntado en alguna ocasión ¿qué hace Dios cuando estamos nosotros en crisis? Ya te dije lo que tú haces cuando estás en aprietos, pero ¿qué hace Dios cuando estás en crisis? Quiero leer contigo este versículo Éxodo 14:14 te lo regalo. El Señor mismo peleará por ustedes. Solo quédense tranquilos. 

La tarea de nosotros es confiar, la tarea de Dios es pelear, Él se sube al cuadrilátero de nuestras batallas, Él nos dice siéntate en la esquina de esta me encargo yo, Él nos dice reposa, quédate tranquilo y confía en que yo pelearé por ti esta batalla, Él se enfrenta ante nuestro adversario, Él se enfrenta ante nuestro enemigo y entonces hace la pelea, hace su lucha personal, su lucha propia, nos quita a nosotros y Él se pone a pelear por nosotros. 

Aquí está la solución y la respuesta, cuando ya intentaste hacer una cosa y otra y trataste de resolver de varias maneras y con todo y eso no resuelves, con todo y eso no sacas adelante la situación, entonces el último paso que deberías de hacer es, sentarte en la esquina del cuadrilátero y esperar que sea Dios el que pelee. La función de Él es pelear, la función nuestra es confiar en que Él obtendrá la batalla. 

He aprendido amigos a lo largo de mis dificultades, que cuando yo ya he hecho de todo para resolverlas y no logro hacerlo, entiendo como señal de parte de Dios, que Él me dice esta ya no es tu pelea, esta se ha convertido en mi pelea y en ese momento me siento en la esquina del cuadrilátero descanso, reposo y confío en que Dios hará algo. 

Dios me ha sacado y ha tomado mis peleas cuando he estado en los más grandes aprietos, cuando he estado a la orilla del Mar Rojo y no hay más salida, cuando detrás de mí están los soldados de Faraón inspirándome en la nuca y frente de mí está el mar. Ahí, ahí me he sentado, para esperar que Dios haga esa pelea que yo estaba luchando, la haga personal, la haga propia y me diga siéntate a descansar tranquilo esta es mi pelea. 

Si tú estás peleando una batalla en el día de hoy, si ya hiciste de todo para resolverla, llamaste a médicos, ya viste abogados, ya llamaste a personas para que te presten dinero, si ya no hay manera de resolverla, si ya hiciste tu parte, si ya humanamente trataste de resolver y agotaste todos los recursos que estaban a tu alcance para hacerlo.

Quiero decirte que esa es una señal clara en la cual Dios te dice, esta ya no es tu pelea, esta ya no es tu batalla, esta es mi batalla, siéntate, confía en mí y quédate tranquilo porque esta es mi batalla. ¿Qué hacer cuando estamos en crisis? Después de que intentaste todo, lo último que queda es soltar la batalla y entregársela en las manos a Dios, confiar y quedarnos tranquilos, porque Él es el más capacitado y preparado, para pelear nuestras batallas.

A veces tú no dejas pelear a Dios, y hoy quiero que por medio de la oración le digamos Señor, había venido peleando esta batalla, había tratado de resolverla, pero agoté todo y hoy me hago a un lado y permito, que hagas de ésta tu batalla. Confiaré y estaré tranquilo, porque sé que tú lo resolverás. ¿Qué te parece si le entregamos tus batallas al Señor?

Vamos a cerrar nuestros ojos, ahí donde tu estas y vamos a orar. 

ORACIÓN

Padre, en el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret, mi Dios, en este momento yo quiero invocar el poder de tu nombre, aceptar la Palabra tal cual está escrita como promesa, tú eres nuestra roca, tú eres nuestro refugio. Nuestros enemigos no podrán vencernos siempre que estemos anclados a tu nombre, anclados a tu presencia. Mi Dios, como promesa de bendición, el día de hoy nos has regalado un versículo que dice que tú mismo pelearás por nosotros, que tú tomarás nuestras batallas y las convertirás en tus batallas.

Donde nos dices que estemos tranquilos y que confiemos porque tú lo resolverás ¡Oh Señor! Yo sé que esto, no es ser irresponsables y permitir que nuestros desastres vengas tú y los órdenes. Yo sé que esto es, porque hay situaciones en la vida en las cuales se complican a tal punto en que, no nos alcanza para resolverlas, humanamente Señor, hay cosas que nos son imposibles, mas para ti todo es posible, y mi Dios, hoy queremos soltar esas batallas que se han convertido en un imposible para nosotros.

Mas para ti Señor, son una victoria segura. Por eso hoy te entregamos estas batallas y nos sentamos en la esquina del cuadrilátero para que seas tú el que pelee esas batallas. Estaremos tranquilos y estaremos confiados, así soltamos nuestras cargas en ti Señor, y así reposamos en el poder, en la roca, en el refugio de nuestra salvación. En ti, Señor Jesucristo, por eso te damos las gracias. 

Por eso, Señor, este día lo haremos con libertad, desenvolvemos nuestras habilidades y talentos sin temores, sabiendo que la batalla más difícil, la tienes bajo tu control y está siendo enfrentada por ti. Gracias por esa paz y seguridad que nos das, bendigo a cada persona que está que por medio de El Devocional palabra y especialmente a aquella persona que lo comparte Señor, para ser de bendición para otras personas. Oramos en el nombre de Jesucristo de Nazaret. 

Amén y amén.