Juan 5:19 NTV Entonces Jesús explicó: Les digo la verdad, el Hijo no puede hacer nada por su propia cuenta; solo hace lo que ve que el Padre hace. Todo lo que hace el Padre, también lo hace el Hijo.

Lo que guiaba al Señor Jesucristo era una mano invisible, se conoce el corazón de Jesús, porque es aquel que la pasa en íntima comunión con el Padre, es un corazón que se la pasa continuamente en oración, no toma ninguna decisión sin primero consultarlo, no elige hacer algo sin antes ir al momento intimo para poder ser guiado.

Fue después de un momento de oración, cuando se levantó a escoger a sus discípulos, cuando decidió cambiar de ciudad, fue justo después de su momento de oración o cuando le pidió a su Padre no pasar por esa copa.

Vemos muchos momentos en los que Él se alejaba para orar y tener comunión con su Padre y cuando la gente lo veía de forma pública, lo veían que hacía maravillas y milagros, pero lo que los demás no podían ver, es que Él se la pasaba en comunión con el Padre, era una mano invisible la que lo guiaba.

Queridos, esa mano invisible también está a nuestro alcance, nosotros tenemos la oportunidad de buscar de Dios para tener esa misma comunión, Todo lo que hace el Padre, también lo hace el Hijo, esto lo podemos asimilar también con la relación que tenemos con nuestros hijos.

Ellos harán lo que nos vean hacer, es importante tener en cuenta que, estamos siendo observados y no podemos demandar un buen comportamiento de los niños, si nosotros no somos un claro ejemplo para ellos. No podemos pedir que ellos sean estables cuando somos inestables.

Jesucristo fue guiado por una mano invisible, sus decisiones fueron tomadas en oración y esto es lo que nosotros tenemos que hacer, tener más comunión con Dios, no es necesario estar siempre de rodillas, cuando nuestro tiempo es tan cortos, pero lo importante es siempre tener la disposición de tener intimidad con Dios.

Por ejemplo, cuando manejamos, podemos sacar el tiempo de hablar con nuestro Padre, le pidamos revelación, cuando te estés bañando o antes de dormir, esos pequeños momentos de soledad podemos hablar con Dios, meditemos en su palabra, eso hará que la mano invisible pueda guiarnos y que nuestras decisiones estén respaldadas por el Señor.

Podemos hablar con Él siempre, tratando de tener nuestras mentes conectadas, buscando esa misma mano invisible que guiaba a Jesús.

ORACIÓN

Padre Celestial, en el nombre de Jesucristo de Nazaret, hoy te damos las gracias por un día más de vida y por poder leer más de tu palabra.

Mi Dios queremos que, a través de la comunión que tengamos contigo día tras día, puedas guiarnos de forma pública, lo que en privado nosotros hagamos, sea reflejado de manera pública. Pero que seas Tu guiándonos 

En el nombre de Jesucristo de Nazaret. 

Amén y amén.

¡Bendiciones!